Según la Secretaría de Economía, en 2020 las empresas que se dedican al ‘nearshoring’ invirtieron US$7.620 millones en el país, lo que representa un alza de 16,6%, y generaron 146 000 empleos directos.
En México, la deslocalización cercana (nearshoring en inglés) se ha convertido en una práctica cada vez más común en la industria de las tecnologías de la información y en sectores como el automotriz. Con este modelo de negocio, empresas de países y regiones como Estados Unidos, Canadá o Europa subcontratan a empresas mexicanas servicios de software, diseño y otros trabajos relacionados con la tecnología.
La cercanía como estrategia
La importancia del nearshoring como estrategia empresarial radica en que la contratación de servicios se hace con una empresa ubicada en un país cercano, en lugar de hacerlo con países más lejanos situados al otro lado del planeta. Algo que, como ya se vio en la pandemia, implica riesgos como retrasos y roturas de la cadena de suministros.
Una de sus principales ventajas es la proximidad geográfica y cultural con respecto a los países que contratan los servicios, lo que permite mejores tiempos de entrega y una mejor comunicación y comprensión de las necesidades de los clientes. Además, la cualificación de la mano de obra permite servicios de calidad a precios competitivos, lo que mejora la competitividad de las empresas en el mercado global.
Entre las que utilizan el nearshoring en México están Softtek (desarrollo de software), Globant (ingeniería de software), Grupo Bimbo (alimentación), Cemex (construcción) y América Móvil (telecomunicaciones).
Sin embargo, esta práctica también presenta desventajas. La dependencia de un solo país para la subcontratación puede ser un riesgo para las empresas ya que las situaciones de emergencia o de crisis, bien sean políticas, económicas o sociales, pueden afectar a la continuidad de los servicios subcontratados. Además, la barrera del idioma puede ser un problema para la relación proveedor-cliente.
Crecimiento sostenido
El nearshoring ha experimentado en México un crecimiento significativo en los últimos años, con una creciente demanda de servicios de tecnologías de la información de alta calidad a precios competitivos.
La inversión extranjera en este renglón ha experimentado un crecimiento significativo en los últimos años. Según el informe Comportamiento de la Inversión Extranjera Directa en México 2020 de la Secretaría de Economía, en 2020 las empresas que se dedican al nearshoring invirtieron 7.620 millones de dólares en el país, lo que representa un aumento del 16,6 % con respecto al año anterior. Ese mismo año generaron 146.000 empleos directos, lo que representa un aumento del 10,7 % con respecto al año anterior.
Estos números muestran la importancia de este modelo de negocio como una fuente de inversión extranjera y empleo.
Además, tiene un impacto positivo en el valor de contenido regional para las exportaciones. Según el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), se requiere que el 75 % del valor de los automóviles producidos en la región sea fabricado en los tres países (valor de contenido regional o VCR). Eso explica que empresas como Tesla decidieran establecer una gigafábrica en México pues, al subcontratar servicios de manufactura y otros trabajos relacionados con la tecnología en México, las empresas pueden cumplir con el VCR para las exportaciones.
El reto es respetar las condiciones laborales, cumplir con el valor de contenido laboral (VCL) y, además, cambiar la cultura empresarial respecto al cumplimiento de las leyes laborales.
María de Jesús De la Mora, Negocios Internacionales, Universidad de Guadalajara
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.