En un entorno empresarial en constante evolución, la adaptabilidad y la agilidad son esenciales para alcanzar el éxito. Las organizaciones que buscan mantenerse a la vanguardia y cumplir sus objetivos estratégicos deben ser proactivas en la creación de su estructura organizativa. Una estructura adecuada no solo asegura la alineación con la estrategia empresarial, sino que también fomenta una toma de decisiones eficiente y una cultura que promueve la innovación y el crecimiento. En este artículo, exploraremos un caso empresarial donde dos socios se enfrentaron al desafío de rediseñar su gobierno corporativo y estructura organizativa para abordar los retos de la internacionalización y consolidarse como líderes en su industria.
Recientemente, tuve la oportunidad de trabajar con un par de socios que buscaban rediseñar la estructura organizativa de su empresa. Habían logrado establecer un sólido gobierno corporativo «aguas arriba», definiendo las reglas y normas que gobernarían su organización desde los propietarios hasta la junta directiva y el CEO. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de la necesidad de revisar su gobierno corporativo «aguas abajo», específicamente cómo el CEO se relacionaría y tomaría decisiones con el cuerpo directivo y el nivel de autonomía que se les daría a los gerentes. Además, necesitaban mejorar los mecanismos de integración y asignar responsabilidades priorizando las tareas estratégicas.
El reto era cómo diseñar una estructura organizativa que les permitiera cumplir con su estrategia de internacionalización y consolidar su marca como uno de los principales actores en su sector. Antes de iniciar el trabajo de rediseño, los socios operaban bajo una estructura tipo «bicefalia» y jerárquica, donde, aunque en el papel existía un CEO, en la realidad las decisiones se tomaban por consenso con el otro socio que ostentaba el cargo de «VP de estructuración de negocios».
Para abordar este desafío, combinamos las metodologías de varios autores, incluyendo a McKinsey, Jay Galbraith y RACSI. La metodología RACSI se convirtió en el punto de partida, ya que la estrategia había sido previamente planteada. Utilizando los diez pilares estratégicos, se definieron los procesos clave y, en colaboración con los socios, ejecutivos y los consultores, se llegó a una estructura matricial que facilitaría el crecimiento internacional con una estructura tipo holding con cargos corporativos transversales.
A medida que avanzamos, los socios se dieron cuenta de que faltaban algunos roles dentro de su organigrama, como el VP de desarrollo organizacional y el VP de Marketing, además de los gerentes de país. Antes de iniciar el trabajo, habían considerado tener gerentes de divisiones con todas las responsabilidades, pero el análisis condujo a una estructura holding con una unidad de servicio transversal que permitiría contratar gerentes de país con un perfil más comercial, facilitando así la consecución de la estrategia.
El primer resultado fue una estructura muy diferente a la que habían imaginado inicialmente, lo cual fue un desafío debido a los paradigmas preexistentes de una estructura jerárquica tradicional. Sin embargo, se dieron cuenta de que seguir con ese enfoque sería un freno para alcanzar su estrategia de crecimiento.
Uno de los aspectos más retadores fue comprender las responsabilidades de cada cargo directivo y distinguirlos de la función de ser socio. En el nuevo diseño, se cambiaron las formas de tomar decisiones, pasando de un enfoque bicefálico a un comité de presidencia liderado por el CEO, con decisiones relevantes siendo llevadas a la junta directiva, ahora con mayoría de miembros independientes.
Otro componente esencial del proceso fue entender la cultura organizacional y asegurarse de que el cambio organizacional no se limitara al papel. Se trabajaron nuevos valores asociados con la nueva estrategia, manteniendo aquellos valores que aún eran relevantes. Se estableció un decálogo de valores que respaldarían la estrategia y el propósito de la organización, los cuales se incorporaron en el sistema de evaluación del desempeño de los empleados.
Finalmente, establecer indicadores clave de rendimiento (KPI) fue fundamental para monitorear y evaluar el progreso hacia los objetivos estratégicos. La vinculación de los KPI con los sistemas de compensación incentivó a los líderes a enfocarse en el logro de resultados y garantiza una alineación efectiva entre los esfuerzos individuales y los objetivos organizacionales.
Este caso empresarial es un claro ejemplo de cómo el gobierno corporativo y el diseño organizativo son fundamentales para el éxito y el crecimiento sostenible de una empresa. La combinación de las metodologías como RACSI, el Modelo de Diseño Estrella de Jay Galbraith y el enfoque de McKinsey proporcionaron una guía efectiva para enfrentar los desafíos de la internacionalización y consolidarse como líderes en su industria.
Los empresarios deben comprender que una estructura organizativa adecuada es esencial para respaldar la estrategia empresarial y facilitar la toma de decisiones. La adaptabilidad y la flexibilidad son clave para mantenerse competitivos en un entorno empresarial en constante cambio. Además, es crucial integrar la cultura organizacional en el proceso de diseño, asegurándose de que los valores y comportamientos de los empleados estén alineados con los objetivos de la empresa. Finalmente, establecer indicadores clave de rendimiento (KPI) es esencial para medir y evaluar el progreso hacia los objetivos estratégicos. La vinculación de los KPI con los sistemas de compensación incentiva a los líderes a centrarse en el logro de resultados y garantiza una alineación efectiva entre los esfuerzos individuales y los objetivos organizacionales.
En conclusión, un sólido gobierno corporativo y un diseño organizativo innovador son esenciales para el éxito a largo plazo de una empresa. Al abrazar enfoques probados y metodologías efectivas, las empresas pueden enfrentar los desafíos con confianza y determinación, trazando un camino hacia un futuro próspero y sostenible. La adaptabilidad, la toma de decisiones ágil y una cultura de innovación son los cimientos que permiten a las organizaciones destacar en un mundo empresarial en constante cambio. El éxito no es solo un destino, sino el viaje de transformación y mejora continua que guía a las empresas hacia la consecución de sus metas y la realización de su visión.
