Implementar un modelo sustentable en el Gobierno Corporativo es un reto que debe tomarse con calma. Revisamos el paso a paso en Mabe, donde un colombiano se encarga de implementarlo en la región.
Por Juan Sebastián Morales Correa @Juansemo
Durante los últimos 3 años, Andrés Santana ha sido el encargado de hornear la torta del Gobierno corporativo para Mabe en la región andina. Pero, ¿cómo instalar un modelo sostenible en una firma presente en más de 70 países, que tiene 7 plantas de producción y 23mil empleados?
Estamos hablando de una torta realmente grande, y el reto es aún mayor si lo vemos en detalle: los productos de esta industria son conocidos por sus altos índices de contaminación, esto al incluir materiales como mercurio, plomo, arsénico, entre otros.
Y es que Mabe es un gran caso de estudio al tener una responsabilidad directa en Colombia: 1.500 personas trabajan en su fábrica en Manizales, la principal para la firma en Sudamérica, pues allí fabrican 3.800 neveras diarias, exportando la mitad.
¿Cuál es la receta para un modelo de gobernanza sostenible?
“La sostenibilidad es como una torta: hay que entrarle a pedacitos. Hablar de sostenibilidad es tocar muchas áreas y variables, por eso hay que empezar por ver todo el panorama y priorizar proyectos”, señala Santana.
En esta firma mexicana con 76 años de experiencia, esta torta se hornea así: tienen un Comité Corporativo de Sustentabilidad, compuesto por cuatro vicepresidentes. Estos se reúnen una vez al mes y revisan avances de los proyectos construidos.
Allí buscan tener un modelo claro, basado en la realidad de la compañía, trazando así rutas: “entender el contexto interno y externo (clientes, gobiernos, proveedores, consumidores) es vital. Desde ahí se parte”, dice el Gerente de Sustentabilidad.
“También el cumplimiento normativo es clave”, asegura Santana, quien ha liderado la certificación ISO 140001 (serie de normas de gestión medioambiental) que tiene la planta de Manizales.
Lo cierto es que esta gobernanza se debe ver reflejada sí o sí en el producto final.
Santana dice en este sentido: “una de nuestras principales líneas de acción es ahorrar agua. Por eso desarrollamos tecnologías replicables en nuestros productos. Ejemplo es la tecnología ‘Aqua Saver Green’ de nuestras lavadoras. Esta ahorra hasta un 76% de agua”.
Tal impacto se traduce en que el lavar un año con esta tecnología equivaldría a ahorrar el agua que una persona bebe durante 60 años.
Ahí asoma algo fundamental: el eco diseño. “Si yo hoy me hago cargo de lo que pongo en el mercado, la lógica es que desde el diseño tenga responsabilidad en su concepto”, opina el Ingenio Ambiental.
El que contamina paga
Al momento de hacerse cargo del ciclo de vida final de un producto, es cuando una empresa se entiende algo muy sencillo, que impacta al negocio: el que contamina, paga. Y así es, pues las entidades ambientales están vigilantes.
“En ese sentido creamos programas de sustitución, líneas telefónicas, puntos físicos y recogemos también al hogar los electrodomésticos (72 campañas regionales en Colombia)”, indica Andrés.
“La transformación del consumidor de aparatos es un reto, más aún con un consumidor latino que tiene hasta sentimientos relacionados al producto. Claro que es difícil romper con ello, pero debemos crear recetas desde nuestra gobernanza”, puntualiza Santana.