Pese a la voluntad de diálogo del gobierno, tanto el ELN como el Clan del Golfo ya no forman parte del cese al fuego y ambos continúan con sus acciones violentas y el terrorismo.
En un artículo de análisis, la revista británica advierte que menos de un año después de que Gustavo Petro hubiera asumido el cargo de presidente, con la paz total como su principal prioridad, el proceso tambalea y la paz parece más inestable que nunca.
¿La razón? Pese a la voluntad de diálogo del gobierno, tanto el ELN como el Clan del Golfo ya no forman parte del cese al fuego. “El ELN afirma que nunca se inscribió en primer lugar, mientras que Petro puso fin a la tregua con el Clan del Golfo el 19 de marzo después de que se descubrió que la pandilla estaba involucrada en una huelga minera”.
La revista subraya que Petro también enfrenta una lucha para obtener la aprobación de su nueva ley. Francisco Barbosa, el fiscal general, se ha convertido en su principal crítico porque “indultará a los criminales”. A Barbosa también le preocupa que la ley erosione la independencia de la Fiscalía.
A ello hay que añadir el aumento de los ataques y actos terroristas en las últimas semanas. El 2 de marzo, los mineros se declararon en huelga en el Bajo Cauca, luego de que Petro intensificó una operación militar para reprimir la minería ilegal de oro. La inteligencia colombiana descubrió que miembros del Clan del Golfo se infiltraron en las huelgas.
Por otra parte, el ELN atacó una base militar en Catatumbo, un área en la frontera con Venezuela donde se cultiva coca, la planta base de la cocaína. Nueve soldados murieron. Menos de un mes antes, un campesino y un policía fueron asesinados durante huelgas campesinas en Caquetá, en la región amazónica del sur. Más de 70 policías fueron tomados como rehenes por un día.
Y aunque expertos locales como el jefe negociador con el ELN durante el gobierno de Santos, Frank Perl, advierten que “esos eventos son contratiempos menores… es parte de negociar en medio del conflicto”, otros son menos optimistas.
“El hijo y el hermano de Petro están acusados de recibir sobornos de bandas de narcotraficantes para lograr concesiones en el proceso de alto el fuego (ambos niegan haber actuado mal). Mientras tanto, el gabinete de Petro se volvió contra él en febrero por una reforma de salud. La “paz total” parece más un eslogan que un objetivo alcanzable”, concluye.