El manejo del agua en Colombia se enfrenta a una serie de desafíos complejos, especialmente en lo que respecta al tratamiento de aguas residuales. Según el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, el país tiene como objetivo tratar el 54% de las aguas residuales urbanas. Sin embargo, la situación en las zonas rurales es más complicada debido a la falta de infraestructura adecuada y recursos financieros limitados, lo que impide el tratamiento efectivo de las aguas residuales domésticas.
La falta de sistemas de alcantarillado y plantas de tratamiento en muchas comunidades rurales provoca que las aguas residuales se viertan directamente en ríos y quebradas. Este problema no solo contamina las fuentes de agua potable sino que también pone en riesgo la salud pública. Didier Camilo Sierra Flórez, Director de la Escuela Territorial del Agua de la Universidad Antonio Nariño (UAN), compara el tratamiento de aguas residuales con un tratamiento médico personalizado: «Cada región tiene características y necesidades únicas, y los sistemas de tratamiento deben reflejar estas diferencias, así como la importancia de diseñar soluciones a medida que sean sostenibles».
El marco normativo colombiano, que incluye resoluciones como la 631 y la 699, categoriza los tratamientos de agua y establece disposiciones para aguas residuales domésticas (ARD) y no domésticas (ARnD). Aunque las normativas son robustas, las falencias administrativas y los problemas sociales complican la gestión del agua, especialmente en áreas rurales.
Una solución común en estas áreas ha sido el uso de pozos sépticos para el tratamiento de ARD. Aunque estos sistemas han ayudado a mitigar la carga de contaminantes, el crecimiento poblacional y la falta de regulación han llevado a una proliferación de pozos, algunos de ellos construidos de manera artesanal, lo que presenta desafíos en su manejo y control.
En respuesta a estos problemas, la UAN, liderada por el Dr. Juan Valderrama, ha implementado sistemas alternos como los biodigestores. Según Sierra, estos sistemas «no solo ayudan a mitigar el impacto ambiental, sino que también son de bajo costo y permiten generar biogás, un subproducto que puede ser aprovechado para diversas aplicaciones productivas». Los biodigestores ofrecen una solución prometedora para reducir las cargas ambientales y mejorar la calidad del agua en las zonas rurales.
Además de las soluciones técnicas, es crucial generar conciencia sobre la importancia de proteger los recursos hídricos. La educación y el empoderamiento de las comunidades son esenciales para garantizar la sostenibilidad de los sistemas de tratamiento de agua. La participación activa de la comunidad en la gestión del agua puede llevar a soluciones más efectivas y adaptadas a sus necesidades locales.
La UAN hace un llamado urgente a todas las comunidades para que adopten una mentalidad de empatía y responsabilidad compartida en la gestión del agua. Asegurar el acceso a agua limpia y segura para todos es un compromiso fundamental que requiere la colaboración de todos los actores involucrados.