14,4 millones de personas en Colombia sufren inseguridad alimentaria. Empresas y fundaciones llaman a movilizar inversión, impulsar compras inclusivas y mejorar la logística para cerrar la brecha.
Bogotá D. C., 26 de septiembre de 2025. Colombia cuenta con bases naturales que le dan un enorme potencial agroalimentario: más de 3.000 especies comestibles, el 5% del agua dulce superficial del planeta y 42,9 millones de hectáreas en su frontera agrícola. Sin embargo, hoy enfrenta una paradoja: 14,4 millones de personas viven con inseguridad alimentaria moderada o grave, mientras el agro y la pesca artesanal arrastran rezagos en productividad, infraestructura y financiamiento, y el país desperdicia cerca de 10 millones de toneladas de alimentos al año.
Con ese diagnóstico, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Universidad de La Salle inauguraron el ciclo “La Cuestión de los Sistemas Agroalimentarios en Colombia”, un espacio de diálogos que busca aportar insumos a tomadores de decisión y a las candidaturas presidenciales de 2026. El primer encuentro, realizado con apoyo de la Fundación Alpina, reunió a líderes empresariales y fundacionales para debatir cómo escalar soluciones de seguridad alimentaria con un enfoque territorial.
“Es momento de consolidar un pacto por una alimentación sana para todas y todos”, señaló el rector de La Salle, hermano Niky Alexander Murcia, recordando los aprendizajes del proyecto Utopía que desde hace 15 años forma a juventudes rurales.
La Asociación de Fundaciones Empresariales (AFE) advirtió que el reto exige corresponsabilidad. “La tarea de los sistemas agroalimentarios no es de un solo actor; lo que está en juego es el derecho a la alimentación”, dijo Manuela Giraldo, líder de fortalecimiento de la AFE. Desde la Fundación Alpina, su directora, Camila Aguilar, destacó la agroecología como alternativa para fortalecer capacidades locales y rescatar prácticas tradicionales que mejoren el acceso a alimentos nutritivos.
Agustín Zimmermann, representante de la FAO en Colombia, insistió en que “la colaboración con el sector privado es fundamental, no solo por su innovación y desarrollo, sino por la posibilidad de ampliar a gran escala el trabajo y la sostenibilidad”.
El encuentro también mostró experiencias en marcha: desde programas de compras inclusivas, asistencia técnica y agricultura por contrato, hasta modelos de inversión catalítica y asociaciones de productores en transición agroecológica. Asohofrucol, FENAVI, la Fundación ANDI y otras entidades presentaron resultados que prueban que sí es posible producir con sostenibilidad, siempre que existan reglas claras, infraestructura habilitante y financiamiento adecuado.
De proyectos a sistemas
El consenso fue claro: pasar de pilotos aislados a sistemas agroalimentarios integrales que incluyan a campesinos, comunidades étnicas y pequeños productores en cadenas de valor sostenibles. Eso requiere inversión en logística, financiamiento accesible, incentivos a la innovación y gobernanza público–privada que priorice la seguridad alimentaria como un derecho y no como un mercado exclusivo.
El ciclo de diálogos continuará en noviembre con la academia y centros de investigación, y en 2025–2026 se sumarán nuevos encuentros. El objetivo es traducir estas reflexiones en propuestas concretas, viables y priorizadas para los tomadores de decisión, aportando insumos a la agenda presidencial de 2026.

