La globalización del balompié ha elevado el nivel de los equipos más débiles, a la vez que en el torneo ha habido menos talento ofensivo que en Copas del Mundo pasadas.
Ya se conocen los ocho países clasificados. Tras golear a Suiza, Portugal ha sido la última selección en clasificarse, pero Marruecos ya había dado la sorpresa el dejar por fuera a España en la tanda de penaltis.
Gústenos a no, el torneo ha estado lleno de sorpresas como la victoria de Arabia Saudita sobre Argentina 2-1, lo que llevó al Rey Salman a declarar feriado nacional. Japón también sorprendió al derrotar a Alemania y a España. Un equipo belga envejecido fue apartado por Marruecos. Túnez hizo lo propio con Francia. Y para rematar, Camerún contra el archifavorito Brasil. Los belgas y los alemanes ni siquiera pasaron de la primera ronda.
De hecho, como lo afirma un análisis de The Economist, en los 48 partidos de la fase de grupos la competencia fue notablemente pareja. Ningún equipo ganó los tres partidos de la fase de grupos. Ha habido pocos desajustes bochornosos e incluso aquellos favoritos que se han salido de sus grupos han tenido que trabajar para ello. El corolario es que también ha habido algunos momentos de magia, aunque merecen mención la chilena de Richarlison para Brasil contra Serbia y el tiro libre de Luis Chávez para México contra los saudíes.
¿Por qué ha sido tan duro el torneo para los mejores equipos y qué nos dicen los cuartos de final de la coyuntura del fútbol?
Según la revista británica, en primer lugar la globalización del fútbol ha elevado el nivel de los equipos más débiles. El poco conocido equipo marroquí que venció a Bélgica tenía jugadores del Chelsea, Paris St-Germain y Sevilla. Los dos goleadores japoneses ante Alemania juegan en la Bundesliga. Los tres equipos del África subsahariana cuentan con jugadores de las principales ligas europeas. (Arabia Saudita es inusual al dibujar su equipo de su liga nacional).
En segundo lugar, los equipos menos sofisticados han agregado algo de solidez defensiva. Jon Mackenzie y Mark Carey del Athletic han cuantificado una amplia mejora en la defensa en las jugadas a balón parado. En Rusia en 2018, una jugada a balón parado en 19 resultó en un gol. Durante la primera semana de partidos en Qatar, solo uno de cada 50 lo hizo. Se duplicó el número de saques de esquina por gol consecuente.
Y finalmente, se ha mostrado menos talento ofensivo que en Copas del Mundo pasadas. Hay una escasez de delanteros de alta calidad entre los 20 y los 30 años, por lo general en el mejor momento de un delantero.
“Podría decirse que solo el francés Kylian Mbappé, que cumple 24 años dos días después de la final, y el inglés Harry Kane (29) encajan en esta descripción, y el Sr. Kane aún no ha marcado. Lionel Messi de Argentina, Robert Lewandowski de Polonia, Cristiano Ronaldo de Portugal, Luis Suárez de Uruguay y Gareth Bale de Gales tienen más de 30 años y están en declive. Jóvenes promesas como Vinicius Junior (Brasil), Darwin Núñez (Uruguay) y Cody Gakpo (Holanda) siguen en pie”, concluye la revista.