El camino hacia la transformación de los procesos agrícolas en Colombia, hacia prácticas más sostenibles y amigables con el medio ambiente, sigue siendo largo, pero las acciones ya están en marcha. La importancia de la tecnología en esta transición hacia una agricultura regenerativa es crucial, pues ofrece versatilidad y universalidad para implementar prácticas más responsables.
Katherine Vargas, gerente de Recursos Naturales de Esri Colombia, empresa líder en Sistemas de Información Geográfica, identifica varios aspectos clave para generar una cadena agroalimentaria sostenible en el mediano plazo:
Primero, una adopción de prácticas respetuosas con el medio ambiente mediante la implementación de técnicas como el cultivo orgánico, rotación de cultivos y manejo integrado de plagas y una adecuada fertilización para mejorar la salud del suelo y reducir la dependencia de agroquímicos nocivos.
Segundo, la incorporación de tecnología y métodos innovadores con tecnología avanzada que impulse la eficiencia y productividad, disminuyendo el desperdicio y mitigando el impacto ambiental. Además, con la optimización de toma de decisiones en la gestión agrícola.
Tercero, con la inversión y apoyo gubernamental. En este punto es importante contar con el apoyo financiero y político para promover prácticas agrícolas sostenibles. Adicionalmente, tener incentivos fiscales, programas de subsidios y políticas que fomenten la producción y comercialización de alimentos orgánicos y de comercio justo.
Cuarto, el desarrollo de cadenas de valor inclusivas con la promoción de la inclusión y equidad en todos los niveles de la cadena agroalimentaria; la creación de oportunidades para pequeños agricultores y consumidores, acceso a mercados equitativos y compensación adecuada y; el impulso del empleo en zonas rurales y desarrollo de comunidades agrícolas.
Quinto, la educación y sensibilización continua es imprescindible, mediante la capacitación en prácticas agrícolas sostenibles y campañas de concientización para consumidores y la educación ambiental en comunidades rurales.
Por otro lado, la agricultura regenerativa se fundamenta en prácticas que preservan la salud del suelo y la biodiversidad. Según Vargas, la tecnología juega un papel indispensable en esta transición. Algunas de las tecnologías más relevantes son: la agricultura de precisión, que utiliza SIG, GPS, drones, sensores remotos y dispositivos IoT para obtener información crucial sobre las necesidades de agua y calidad del suelo y permite una aplicación precisa de riego, fertilizantes y pesticidas, contribuyendo a una agricultura más sostenible y rentable; el blockchain y trazabilidad, que rastrea y registra la cadena de suministro agrícola de manera transparente, garantizando la calidad, seguridad y autenticidad de los productos y fomenta la confianza del consumidor y apoya prácticas agrícolas sostenibles y regenerativas.
Las tecnologías de gestión del agua, que son sistemas de riego inteligentes, como la irrigación por goteo, que optimizan el uso del agua, evitando el desperdicio y reduciendo el impacto ambiental y proveen un riego a medida para cada planta, ahorrando recursos y protegiendo el planeta; por último, los tractores autónomos, equipados con sistemas de navegación GPS y sensores avanzados, que operan sin necesidad de un conductor humano, aumentan la eficiencia y precisión en las operaciones agrícolas, mejorando la productividad y reduciendo tiempos de inactividad.
En este sentido, la integración de tecnologías en la agricultura regenerativa representa un avance científico y tecnológico y un compromiso profundo con el planeta y las futuras generaciones. Estas innovaciones aumentan la productividad, reducen costos y abren las puertas hacia un futuro donde la agricultura y la naturaleza trabajen en armonía. La tecnología, junto con prácticas sostenibles y el apoyo adecuado, tiene el potencial de transformar el agro colombiano en un modelo de sostenibilidad y eficiencia.