En Colombia, la ciberseguridad sigue siendo un desafío urgente. En 2024 se registraron más de 36 mil millones de intentos de ciberataques, según Fortinet, y la mayoría tuvo un punto en común: contraseñas débiles, repetidas o filtradas. Este descuido, que parece menor, puede abrir la puerta a pérdidas económicas, robo de identidad y secuestro de información.
“Una contraseña débil es como dejar la puerta de su casa abierta de par en par. Proteger la información comienza por tomarse en serio nuestras claves: son las llaves de nuestra vida digital”, afirma Lorena Pachón, gerente de Desarrollo de Negocios en Ciberseguridad.
Contar con una contraseña segura es la primera barrera de defensa. Para lograrlo, los expertos recomiendan usar contraseñas largas y únicas —de al menos 12 caracteres—, combinar letras, números y símbolos, evitar datos personales evidentes y activar la autenticación multifactor. También se debe cambiar la clave una vez al año o de inmediato si se sospecha un acceso no autorizado.
En el ámbito empresarial, las políticas de seguridad deben promover una cultura digital responsable. Esto incluye capacitar al personal, implementar sistemas de gestión de identidad (IAM), monitorear accesos y realizar auditorías periódicas para detectar vulnerabilidades.
Las amenazas más frecuentes en Colombia incluyen el phishing (mensajes falsos que buscan robar credenciales), el credential stuffing (uso de contraseñas filtradas), el malware y el ransomware, ataques que pueden paralizar operaciones y causar pérdidas millonarias.
“La transformación digital no puede avanzar sin conciencia sobre la ciberseguridad. No basta con invertir en tecnología: se necesitan hábitos digitales responsables desde lo más básico, como crear y proteger contraseñas seguras”, concluye Pachón.

