¿Cuál debería ser la prioridad de un país eliminar la desigualdad o reducir la pobreza?

por | Jul 17, 2023

En el ámbito del desarrollo económico, surge una pregunta relevante: ¿Cuál debería ser la prioridad de un país, eliminar la desigualdad o reducir la pobreza? Ambos aspectos son importantes, pero en este artículo discutiremos cuál debería ser el enfoque principal. Personalmente, considero que la prioridad debe ser la reducción de la pobreza, ya que esto se logra mejor mediante la creación de oportunidades, la generación de empleo a través de la libertad de los mercados, el fortalecimiento de las instituciones, la garantía de la libertad individual y, especialmente, el fomento a la actividad empresarial.

La libertad de los mercados y la creación de empresas desempeñan un papel fundamental en estimular la inversión, impulsar la innovación y generar empleos, lo cual es esencial para el progreso económico. Asimismo, el fortalecimiento de instituciones sólidas, transparentes y justas es crucial para proporcionar un entorno propicio a la actividad empresarial, la inversión y el respeto de los derechos individuales. Esto incluye la implementación de marcos legales claros, la lucha contra la corrupción y la promoción de la estabilidad política, factores fundamentales para el desarrollo económico y social.

La relación entre desigualdad y desarrollo económico es compleja. Según la teoría de la Curva de Kuznets, en las etapas iniciales del desarrollo económico, la desigualdad tiende a aumentar debido a la concentración de ingresos en los sectores más productivos. Sin embargo, a medida que el PIB per cápita y el desarrollo económico continúan, la desigualdad tiende a disminuir, especialmente cuando se fortalece la clase media. Es lógico que en una etapa inicial de desarrollo económico la distribución de la riqueza no sea equitativa debido a que algunos individuos, basados en su libertad y esfuerzo, pueden generar mayores ingresos que aquellos que no lo hacen. Esto se debe a la capacidad de emprendimiento, la inversión y el trabajo arduo de ciertos individuos. No obstante, a medida que la riqueza de la nación aumenta, es justificable que se implementen políticas de redistribución mediante mayores impuestos, con el fin de promover la equidad en el consumo y brindar mayores oportunidades y servicios básicos de calidad para aquellos que tienen menos recursos, permitiendo así que todos los ciudadanos tengan una mayor igualdad de oportunidades en el acceso a una mejor calidad de vida.

Enfocarse en reducir la pobreza trae consigo importantes beneficios sociales y económicos a largo plazo. Ejemplos destacados incluyen a Chile, Singapur y Brasil. Chile ha logrado reducir la pobreza y la desigualdad mediante políticas que promueven la inversión y el emprendimiento. Singapur ha experimentado un impresionante crecimiento económico y ha reducido significativamente la pobreza al fomentar la inversión extranjera y promover la apertura comercial. Brasil, por su parte, ha implementado programas de transferencia de efectivo que han mejorado la calidad de vida de millones de personas, estimulando la inversión, la creación de empleo y la innovación. Estos ejemplos demuestran que la reducción de la pobreza a través de políticas que fomentan la inversión, el emprendimiento y la creación de empleo puede generar beneficios económicos y sociales a largo plazo.

Buscar la igualdad total en la distribución de recursos puede tener efectos negativos en el crecimiento económico, las oportunidades individuales, la corrupción y la erosión de las libertades en países como Cuba, Bolivia, Venezuela y Nicaragua. Estos modelos basados en políticas socialistas y comunistas, han generado restricciones en la iniciativa empresarial, desincentivos para la inversión y un entorno poco propicio para el desarrollo económico. Además, han llevado a una mayor intervención estatal en la economía, limitando la libertad individual y coartando la libertad de expresión y la participación política. La centralización del poder en manos del Estado también ha contribuido al incremento de la corrupción, erosionando la confianza en las instituciones y debilitando el tejido social. Otros efectos secundarios incluyen la falta de diversificación económica, la dependencia excesiva de recursos naturales o subvenciones externas, la disminución de la innovación y la productividad, y la pérdida de incentivos para el esfuerzo y la excelencia.

Es prioritario reducir la desigualdad en el consumo y garantizar el acceso equitativo a servicios básicos de calidad. Fortalecer la clase media y promover la igualdad de oportunidades fomenta el crecimiento económico y el bienestar social. Para lograrlo, es esencial crear oportunidades, generar empleo y promover la libertad individual. Los mercados libres, la actividad empresarial y el fortalecimiento institucional son pilares clave para un desarrollo económico sostenible y equitativo. La evaluación del progreso y la efectividad de las políticas implementadas se realiza mediante indicadores medibles como la tasa de pobreza, el coeficiente de Gini, el PIB per cápita, el Índice de Desarrollo Humano (IDH) y la tasa de empleo. Estos indicadores identifican las áreas de atención en la reducción de la desigualdad y la promoción de la equidad en el consumo. Al implementar políticas que promuevan la equidad y una distribución justa de los beneficios del crecimiento, se avanza hacia un desarrollo más equitativo y sostenible, abordando las barreras y desigualdades para el acceso a oportunidades económicas y promoviendo la inclusión y el empoderamiento de todos los ciudadanos.

En conclusión, la prioridad de un país debe ser reducir la pobreza a través de la creación de oportunidades, la generación de empleo y la promoción de la libertad individual. Al fortalecer los mercados, fomentar la actividad empresarial y promover la igualdad de oportunidades, se logra un desarrollo económico sostenible y equitativo. La evaluación del progreso y la efectividad de las políticas implementadas mediante indicadores medibles como la tasa de pobreza, el coeficiente de Gini, el PIB per cápita, el Índice de Desarrollo Humano (IDH) y la tasa de empleo es esencial para identificar las áreas de atención en la reducción de la desigualdad y la promoción de la equidad en el consumo. Al implementar políticas que promuevan la equidad y una distribución justa de los beneficios del crecimiento, se avanza hacia un desarrollo más equitativo y sostenible, abordando las barreras y desigualdades para el acceso a oportunidades económicas y promoviendo la inclusión y el empoderamiento de todos los ciudadanos.

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Gonzalo Gómez Betancourt, Ph.D. – CEO Legacy & Management Consulting Group

Gonzalo Gómez Betancourt, Ph.D. – CEO Legacy & Management Consulting Group

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