La convulsa situación del mercado de criptodivisas ha abierto nuevamente el debate sobre la necesidad de regular este ecosistema financiero caracterizado, precisamente, por su desregulación.
Carlos Esparcia Sanchís, Universidad de Castilla-La Mancha; Ana M. Escribano López, Universidad de Castilla-La Mancha y Francisco Jareño Cebrián, Universidad de Castilla-La Mancha
La reciente quiebra de FTX, una de las mayores plataformas de intercambio de criptodivisas es, para el sector blockchain, un golpe tan duro como el que sufrieron los mercados financieros tradicionales con el colapso de Lehman Brothers, en 2008.
La diferencia entre estos dos sucesos es que, en el caso de FTX, no hay una entidad u organismo oficial que pueda acudir al rescate. Solo Binance –una de las plataformas de intercambio de criptodivisas más grandes del mundo– estudió adquirir FTX pero, tras evaluar sus cuentas, lo descartó.
FTX tenía un desfase de unos 8 000 millones de dólares.
Causas de la quiebra
Todo apunta a que la razón principal de este colapso fue la transferencia (en mayo de 2022) de fondos de los inversores de FTX a Alameda Research, otra empresa de gestión de criptodivisas de Sam Bankman-Fried, el estadounidense de 30 años que fundó FTX en 2019.
Tras conocerse este hecho, Binance anunció (a principios de noviembre) que vendería su participación de 529 millones de dólares en FTX.
Esto desató el miedo entre los inversores y la venta masiva del token de FTX (denominado FTT), provocando a FTX enormes problemas de liquidez.
Después del anuncio de bancarrota de FTX, la plataforma fue hackeada y los inversores recibieron correos electrónicos informando de la desaparición de sus fondos.
Pérdidas milmillonarias
La quiebra de FTX supone la cuarta gran pérdida en el mundo de las criptodivisas en el último año, tras las quiebras de Vauld, Celsius y Three Arrows Capital. La cotización del FTT cayó un 77,34 % entre el inicio y el final de la sesión del 8 de noviembre de 2022.
Sucesos como estos disparan la incertidumbre y el temor en los mercados.
En los criptomercados, las principales criptodivisas por capitalización han tenido enormes caídas e inestabilidad en sus precios. El bitcóin, que se había movido en un rango de precios de entre 19 000 y 21 000 dólares durante toda la segunda mitad de 2022 (pero que en 2021 llegó a cotizar por encima de los 60 000 dólares), cayó por debajo de los 16 000 dólares desde el colapso de FTX. La misma tendencia siguió ethereum, la segunda criptomoneda por capitalización de mercado, que de los casi 1 700 dólares pasó a cotizar en apenas 1 200 dólares tras la citada bancarrota.
Alta inestabilidad
¿El colapso de FTX ha provocado la inestabilidad en el mercado de criptomonedas tal y como la quiebra de Lehman Brothers desestabilizó los mercados financieros tradicionales en 2008?
Analicemos la volatilidad intradía de las distintas criptomonedas en las horas próximas a la quiebra. Así, si comparamos lo ocurrido antes (desde las 00:00 horas UTC del 6 de noviembre hasta las 17:00 horas UTC del 8 de noviembre de 2022) con lo sucedido después de la quiebra (desde las 18:00 horas UTC del 8 de noviembre hasta las 23:00 horas UTC del 12 de noviembre de 2022), vemos cómo la volatilidad media horaria de todas las criptodivisas, expresada en términos anuales, aumentó enormemente, contagiándose del desplome del token FTT y del creciente miedo e incertidumbre respecto al mercado FTX.
Por tanto, quizás la quiebra de FTX no haya afectado a todas las criptodivisas por igual. En el gráfico anterior, se muestran criptodivisas de tres naturalezas diferentes:
- Las criptodivisas tradicionales, de alto consumo energético o sucias (bitcoin, ethereum, litecoin y ripple).
- Las criptodivisas de bajo consumo energético o verdes (cardano).
- Las criptodivisas estables o stablecoins (tether, USD coin y dai).
Hemos visto que no todas las criptodivisas reaccionaron igual, aunque prácticamente todas duplicaron su volatilidad media entre los dos intervalos.
Cardano, el token más eficiente desde el punto de vista energético, experimentó una menor volatilidad, seguido de cerca por las criptodivisas menos eficientes energéticamente.
En marcado contraste, las stablecoins hicieron un uso inapropiado de su nombre y tuvieron un comportamiento muy inestable, multiplicando por 8 (tether), 10 (USD coin) y hasta 40 (dai) su volatilidad media intradía. Esta inestabilidad fue incluso mayor que la registrada por el propio FTT, que solo multiplicó por 5 su volatilidad media.
¿Llega la hora de regular los criptomercados?
La convulsa situación del mercado de criptodivisas ha abierto nuevamente el debate sobre la necesidad de regular este ecosistema financiero caracterizado, precisamente, por su desregulación.
Criptomonedas como las stablecoins ya cuentan con iniciativas de regulación, como la de la Organización Internacional de Comisiones de Valores (IOSCO, por sus siglas en inglés). Otros marcos normativos, como el de mercados de criptoactivos de la Unión Europea, realizan avances para tratar de regular las plataformas de negociación.
¿Qué lecciones deja la quiebra de FTX? La evidencia sugiere que el perfil convencional de las criptomonedas (sucio o limpio) les diferencia en su comportamiento, por lo que esta distinción podría ser esencial a la hora de asesorar a los inversores en la gestión de sus criptocarteras.
Carlos Esparcia Sanchís, Profesor Ayudante Doctor, Área de Economía Financiera, Departamento de Análisis Económico y Finanzas, Universidad de Castilla-La Mancha; Ana M. Escribano López, Profesora Titular de Universidad, Área de Economía Financiera, Departamento de Análisis Económico y Finanzas, Universidad de Castilla-La Mancha y Francisco Jareño Cebrián, Catedrático de Universidad, Área de Economía Financiera, Departamento de Análisis Económico y Finanzas, Universidad de Castilla-La Mancha
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.