La confianza factor crítico para la riqueza: De las naciones, empresas, y familias

por | Jun 12, 2024

La confianza es una pieza fundamental para el éxito y la sostenibilidad de las naciones, empresas y familias. Desde la política y la economía global hasta la gestión empresarial y las dinámicas familiares, la confianza influye significativamente en la eficiencia, cohesión y prosperidad de cualquier organización.

La confianza en las organizaciones se puede definir como la creencia en la fiabilidad, integridad y competencia de los colegas y líderes dentro de la empresa. Según Kramer y Tyler, la confianza se construye a través de interacciones repetidas y la demostración consistente de comportamientos éticos y competentes. Shaw añade que la confianza también implica la disposición a ser vulnerable, basada en la expectativa positiva sobre las intenciones y comportamientos de los demás. Fukuyama, por su parte, destaca que la confianza es una virtud social que fomenta la prosperidad y la cohesión social.

La propensión a la confianza es un concepto que alude a la disposición innata de una persona a confiar en los demás, incluso antes de tener información suficiente sobre ellos. Esta disposición puede variar significativamente entre individuos debido a factores como la experiencia personal, la formación cultural y la personalidad. Mayer et al. (1995) definen la propensión a la confianza como «la buena voluntad a confiar en otros a priori». Las personas con experiencias previas positivas de confianza tienden a ser más propensas a confiar en otros en el futuro. Portales, Ricart y Rosanas (1998) sostienen que una persona que ha confiado y ha sido confiada tiene una mayor probabilidad de mantener un alto nivel de confianza. La cultura de una persona influye profundamente en su disposición a confiar. En entornos culturales donde la confianza interpersonal es valorada y fomentada, las personas tienden a mostrar una mayor propensión a confiar en los demás. Fukuyama destaca cómo las culturas con altos niveles de confianza generan sociedades más prósperas y cooperativas. El temperamento individual, determinado por una combinación de factores biológicos y psicológicos, también juega un papel crucial. Estudios de temperamentos, como los de E. Kretschmer, G. Heymans y E. Wiersmann, han mostrado que diferentes tipos de temperamentos (colérico, flemático, sanguíneo, melancólico, entre otros) pueden influir en la disposición a confiar.

La confianza es un elemento crucial para el desempeño de las naciones, empresas y familias, ya que puede reducir significativamente los costos de transacción, facilitar la colaboración y el trabajo en equipo, aumentar el compromiso y la retención de empleados, y mejorar la adaptabilidad y la resiliencia. Chiles y McMackin (1996) y Barney y Hansen (1994) sugieren que en un ambiente de confianza, los contratos tienden a ser menos costosos y menos cargados de protecciones oportunistas. Kramer y Tyler destacan que la confianza facilita la colaboración efectiva, ya que los empleados que confían entre sí están más dispuestos a compartir información y recursos, mejorando la eficiencia y creatividad en el trabajo en equipo. Shaw sostiene que la confianza en los líderes aumenta el compromiso de los empleados con la organización, haciendo que los empleados que confían en sus superiores sientan un mayor sentido de pertenencia y estén menos inclinados a abandonar la empresa. Además, la confianza permite a las organizaciones adaptarse mejor a los cambios, ya que en un ambiente de confianza, los empleados son más receptivos a las iniciativas de cambio y más resilientes frente a las adversidades.

Mi interés en la confianza en las organizaciones surgió desde muy joven al observar que las empresas con bajos niveles de confianza entre sus miembros y con sus participantes externos tenían una sostenibilidad muy limitada. Este interés me llevó a realizar mi tesis doctoral en IESE Business School, titulada «Tipologías de empresas de familia: Un marco conceptual basado en la confianza y en el direccionamiento estratégico».

Una de nuestras primeras consultorías destacó la importancia de la confianza en las organizaciones familiares. En una familia empresaria de primera generación, los hermanos desconfiaban profundamente entre sí, lo que generaba procesos internos excesivamente controlados y tediosos que dificultaban la operación del negocio. Identificar y abordar las causas principales de esta desconfianza, como la confusión de flujos económicos y la creencia errónea de que el derecho de propiedad otorga automáticamente capacidades de dirección, permitió implementar cambios significativos. Se definieron claramente los roles y responsabilidades de cada hermano, se constituyeron órganos de gobierno con miembros independientes y se implementaron sistemas de compensación justos, lo que no solo mejoró la operación del negocio, sino que también promovió un ambiente de mayor confianza y cooperación entre los hermanos.

En otro caso, una holding familiar de segunda generación también enfrentaba graves problemas de desconfianza entre los hermanos. La implementación de un gobierno corporativo excesivamente burocrático no logró resolver el problema de fondo y, en cambio, encareció y complicó el proceso de toma de decisiones. Simplificar la estructura del gobierno corporativo, establecer canales de comunicación claros, ofrecer programas de capacitación en gestión y liderazgo, e implementar mecanismos de mediación y resolución de conflictos fueron pasos tomados para abordar la desconfianza de manera constructiva. A pesar de estos esfuerzos, la familia no logró encontrar una solución eficiente para distribuir el poder, lo que finalmente llevó a la separación de la propiedad y a la ruptura familiar. Este caso ilustra cómo la desconfianza no abordada adecuadamente puede tener consecuencias graves y duraderas para las organizaciones familiares.

La confianza es esencial para el éxito y la sostenibilidad de las organizaciones, ya que la falta de confianza puede generar problemas operativos, altos costos de transacción y una toma de decisiones ineficiente. Sin embargo, al abordar las raíces de la desconfianza y fomentar un ambiente de transparencia, responsabilidad y apoyo, las organizaciones pueden superar estos desafíos y construir relaciones más sólidas y efectivas. Es crucial identificar y abordar las causas subyacentes de la desconfianza, en lugar de simplemente reaccionar a los síntomas con más control y burocracia. Definir claramente los roles y responsabilidades puede ayudar a evitar conflictos de interés y asegurar que cada miembro se enfoque en sus fortalezas. Contar con órganos de gobierno independientes puede ayudar a mediar en las decisiones estratégicas y reducir la influencia de la desconfianza personal. Además, la transparencia y la comunicación abierta son fundamentales para construir y mantener la confianza en las organizaciones. Invertir en el desarrollo de competencias y capacidades asegura que los miembros de la organización estén preparados para asumir roles de liderazgo y gestión de manera efectiva. Invitamos a los líderes empresariales a reflexionar sobre el estado de la confianza en sus organizaciones y a implementar las estrategias aquí discutidas. Fomentar una cultura de confianza no es un esfuerzo de una sola vez, sino un compromiso continuo que puede transformar la dinámica organizacional y llevar al éxito sostenido. La confianza, como virtud social y organizacional, es esencial para la creación de prosperidad y el bienestar duradero de cualquier entidad.

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Gonzalo Gómez Betancourt, Ph.D. – CEO Legacy & Management Consulting Group

Gonzalo Gómez Betancourt, Ph.D. – CEO Legacy & Management Consulting Group

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