Uno de los problemas más comunes para los miembros de una familia empresaria que trabajan en o para la empresa familiar es el deseo de ser reconocidos por encima de los demás empleados o contratistas, simplemente por tener el apellido de la familia. Las prebendas que esperan son precisamente tener mejores condiciones laborales o contractuales. La idea es que la familia empresaria introduzca en sus acuerdos el actuar con los valores de transparencia, profesionalismo, justicia, confidencialidad, y responsabilidad social para encontrar la guía hacia una familia empresaria que se trasmita de generación en generación.
Es de la naturaleza humana, querer tener mejores condiciones que el resto cuando se siente parte de un grupo. En este caso, los miembros de una familia empresaria que trabajan en o para la empresa familiar sienten la necesidad de un trato diferencial. Sin embargo, a casi ninguno de nosotros nos han enseñado a trabajar en y para la empresa familiar, lo que exige reforzar la ética empresarial, entendida como el conjunto de principios, valores y normas que orientan el comportamiento humano y la toma de decisiones en una sociedad o grupo determinado. La ética se ocupa de los valores fundamentales, como la honestidad, la responsabilidad, la justicia, el respeto, la lealtad, el agradecimiento, la dignidad humana, etc. A través de la ética, las personas y las organizaciones pueden determinar cómo actuar ante situaciones complejas y cómo construir relaciones sociales y comerciales basados en el respeto y la confianza mutua.
Voy a dar un ejemplo de hace algunos años de una familia con la que trabajé. El hijo de un exitoso empresario familiar empezó a trabajar con él después de realizar su MBA en Estados Unidos. Su padre quería ponerlo a cargo de una de sus unidades más interesantes. Obviamente, lo puso como sub gerente de una de las unidades de negocio donde tenía a un gerente que llevaba años y que seguramente tendría que hacer su proceso de sucesión en el corto plazo, ¿y quién mejor que con su hijo para reemplazarlo?. Paso un buen tiempo donde se llevaban muy bien. El proceso de aprendizaje al lado de un externo y la comunicación esporádica con su padre para pedir consejo fueron muy buenos. Finalmente, cuando se iba a nombrar como gerente general en las mismas condiciones del anterior gerente (es decir, con un salario fijo interesante y unos variables por resultados), el hijo le solicitó a su padre mejorar las condiciones económicas por tener un MBA que el anterior gerente no tenía. Además, solicitó que se incluyera algún mecanismo para poder llegar a ser accionista de esa unidad de negocio. El padre le dice que no existe esa forma de contratación en su empresa con opción sobre acciones, que había un salario de mercado y que su MBA suplía en parte la falta de experiencia que debería tener para ese cargo. También le explicó que todo ese patrimonio sería de él y de sus hermanos en algún momento. En ese momento, el hijo sintió que su padre no lo estaba valorando como debía ser, ya que sus otros hermanos no trabajan en la empresa y él debía ser reconocido más que los otros por su dedicación a trabajar por el negocio “A mí me deberían reconocer como en otras empresarias, que seré los ojos de los accionistas en la empresa”, el padre con mucho tino, le dice “eres un empleado más como los demás, si no quieres el puesto entendido puedes ir a buscar una empresa que te den la opción sobre acciones, puede que en Estados Unidos se haga eso, pero aquí en este país eso no se utiliza”. El hijo decide aceptar las condiciones y empieza a trabajar, efectivamente hace bien su trabajo, y va ganando sus compensaciones, al igual que las bonificaciones por desempeño.
Sin embargo, con el paso de los años sigue insistiéndole a su padre que no ha construido su patrimonio y que en realidad no es justo que todos sus hermanos tengan el mismo derecho que él, que realmente no reconoce sus méritos. El padre insiste que todo eso será de él algún día, que efectivamente como empleado tiene un salario que no tienen sus hermanos y que sus hermanos tienen el derecho a ser socios “todos por igual” porque así lo han decidido con su mamá. El hijo, viendo que su padre nunca iba a ceder ante su idea, decide empezar a buscar la forma de crear su propio patrimonio, le dedica tiempo a buscar ideas. Durante ese proceso le propone a su padre nuevos negocios y productos, que eran una especie de estrategia horizontal del mercado atendido, su padre entusiasmado lo felicita una y otra vez por el éxito alcanzado, incluso la empresa creció en manos de él. Decide aumentarle el salario, porque aumentó el tamaño de la firma. Sin embargo, en ese momento su hijo le dice “la verdad papá, esa no es la retribución que espero, quiero tener participación accionaria importante en algún nuevo negocio que traiga y que pueda hacerlo fuera de la empresa”, el papá le dice que eso no es posible, que muchos gerentes antes en otras unidades de negocio han crecido la empresa y que solamente él, le había pedido ser socio, le explicó a su hijo “se espera de un buen gerente que traiga negocios para eso se les paga”. Ante la negativa, su hijo piensa que su padre quiere todo para él, que es un egoísta, que quiere todo el poder, y empieza a diseñar un nuevo negocio que le permitiría cumplir con su sueño de crear algo por sí mismo, sin la sombra de su padre. Fue creando una empresa por fuera, con otros terceros durante varios meses, hasta que le dice a su padre que se marcha porque con él no se podía crecer. Ahora, sus padres, atónitos con su grupo de abogados, estaban pensando si lo demandaban o no, porque había utilizado claramente conocimientos y recursos de la empresa para su propio beneficio. Sus consejeros y abogados les recomendaron que lo debían demandar por el mismo bien de su hijo y el de su empresa. Sin embargo, los padres decidieron no hacerlo porque supuestamente romperían la unidad familiar, que de todas maneras se rompió porque sus hermanos lo veían como un desleal.
La ética de trabajar en una empresa familiar puede presentar desafíos únicos debido a las dinámicas y relaciones personales que existen dentro de la familia propietaria. Aquí hay algunos valores clave que deben tenerse en cuenta al trabajar en o para la empresa familiar.
- Transparencia: La transparencia es esencial en cualquier empresa, pero más en la empresa familiar, porque cualquier diferencia trascenderá a la familia. Las decisiones empresariales deben ser consultadas antes para evitar conflictos de intereses.
- Profesionalismo: Es fundamental separar las relaciones laborales de las familiares, todos los miembros de familia que trabajan en o para la empresa familiar deben ser tratados de la misma manera que los empleados no familiares, y deben tener un desempeño profesional y responsable en sus funciones laborales.
- Justicia: Todos los miembros de la familia que trabajen en o para la empresa familiar, deben tener las mismas oportunidades y estar sujetos a los mismos criterios y políticas de selección, ascenso, y remuneración que los empleados no familiares. Esto ayuda a evitar el nepotismo y la discriminación.
- Confidencialidad: Las conversaciones y decisiones de la empresa familiar deben mantenerse confidenciales para evitar conflictos o tensiones en las relaciones familiares. Todos los miembros que trabajen en o para la empresa familiar deben comprometerse a mantener la confidencialidad y a no utilizar la información de la empresa para obtener beneficios particulares.
- Responsabilidad Social: Las empresas familiares deben estar comprometidas con la responsabilidad social y la sostenibilidad, y deben seguir prácticas éticas en sus operaciones y relaciones con los empleados, clientes y proveedores.
En resumen, trabajar en la empresa familiar es uno de los temas más gratificantes y desafiantes al mismo tiempo. Es importante abordar la dinámica de las empresas desde una perspectiva ética, manteniendo la transparencia, profesionalismo, justicia, confidencialidad y responsabilidad social como valores fundamentales.