En mi trayectoria como especialista en empresas familiares, he registrado tanto como experiencias positivas como negativas al hablar sobre la influencia de los familiares políticos. Aunque debo decir que han sido mayores las segundas que las primeras. Este artículo explora las influencias negativas más comunes y da unas pautas de cómo gestionar estas relaciones, de manera que esa influencia pase a ser positiva.
Cuando inicié mis estudios doctorales, ya existía mucha literatura sobre la mala influencia de los familiares políticos en la empresa familiar, y que la forma de gestionar esta situación era, a toda costa, evitar la participación en diferentes instancias, desde la prohibición de trabajar en las empresas, hasta la no participación en los órganos de gobierno, e incluso la no participación en la propiedad y que esto blindaría a la familia empresaria. Incluso era común exigir en los protocolos de familia las capitulaciones matrimoniales o, más aún, la disolución de la sociedad conyugal. Tuve la oportunidad de ver protocolos de familia que excluían de la propiedad a las siguientes generaciones, si no presentaban las capitulaciones firmadas, e incluso, durante la convivencia de la pareja antes del matrimonio, se les exigía ir ante un juez durante los dos años de convivencia y renunciar a los derechos que se adquirían ante una posible unión libre. Las familias empresarias, por lo tanto, guiados por sus asesores, especialmente abogados, hacían todo lo posible por excluir a las parejas de sus hijos, para evitar que solo los quisieran por su riqueza.
Evidentemente, no se puede ocultar el sol con un dedo, voy a contar experiencias negativas en los tres ámbitos de la empresa familiar: I) En la propiedad: Una supuesta “heredera” de una empresa emblemática familiar se enamoró de uno de los empleados de la empresa. Se decía de esa persona, que había hecho una apuesta con los demás amigos de su área, a que él era capaz de enamorar a la hija del dueño y casarse. De hecho, su frase más elocuente era “Al patrimonio por el matrimonio”. Efectivamente, inició de esa manera la relación y finalmente obtuvo lo que quería. Sin embargo, esta persona no tenía la más remota idea de que la “heredera” no tenía propiedad, ya que estaba en un “Trust”; e incluso antes del matrimonio, se le solicitó firmar las capitulaciones matrimoniales para proteger hasta sus dividendos. En ese momento, ese señor no sabía nada de lo que eran estos blindajes patrimoniales; sin embargo, los firmó, no sin antes consultar con un amigo abogado que le dijo que aquella idea que tenía de hacerse rico a punta del matrimonio no se haría realidad. A lo que él contestó que ya vería como cambiaría esa situación. Los primeros años, su comportamiento fue adecuado, hasta que empezó una estrategia de convencer a su pareja de lo injustos que eran en su familia, “¿cómo es posible que en tu familia no entiendan que yo debería tener un estipendio para poderte darte la vida de lujos a la que estás acostumbrada?, ¿Cómo es posible que el padre de tus hijos no tenga una vida económica tranquila para poder darles los gustos que se merecen los herederos del fundador?, ¡Tu familia no confía en mí y por eso me hicieron firmar esos acuerdos¡; si tu familia no confía en mí empezaré a no dejarles ver a los nietos. Fue tanta su influencia perversa que, aunque tuvieran blindajes patrimoniales, la hija se sentía realmente infeliz en esa relación y los problemas familiares se agravaron hasta llegar a una separación familiar, afectándolos a todos. II) En la empresa: Una familia empresaria en transición a la segunda generación y en proceso de sucesiónhabía realizado un protocolo familiar que impedía a toda costa el ingreso de familiares políticos a la empresa. La esposa de uno de los futuros “dueños” le decía todas la noches a su marido que ella no entendía para qué era la empresa familiar, si no era para ayudar a los miembros de la familia con un trabajo, ¿para qué ser empresario si no se puede dar gusto de ayudar a la familia?. Incluso manipulaba a su marido con los hijos, cuando se los llevaba por días ante las peleas por esta situación, y le decía que su familia ampliada era más importante que ella, que su verdadera familia era la nuclear. Finalmente, el hijo desesperado por amor, exigió a la familia que su esposa ingresara a trabajar en la empresa en un cargo de alta responsabilidad, sin las competencias y habilidades, y eso fue el principio de la ruptura familiar. Su actitud fue la de no ir a trabajar, no ser responsable, la falta de conocimiento y voluntad, llevó a que se les separara a ambos de la empresa familiar. III) En la Familia: La pareja de una supuesta “heredera” de una familia empresaria emblemática se enamoró de una persona, como decía su mamá “tres estratos inferiores, pero orgulloso”. Obviamente, esta familia siguió la guía del libro de blindaje patrimonial, y ese joven, al parecer, no le importó y firmó, buscó su vida patrimonial y de trabajo por fuera, lo cual todo mundo veía muy bien. Si embargo, el problema con este familiar, empezó cuando vinieron los hijos y su formación. La familia empresaria, quería mediante los fondos de educación, facilitarle la vida a la pareja y, con los fondos de salud, darles tranquilidad a todos. Sin embargo, el orgullo de este muchacho fue no aceptar nada de esa familia y, por lo tanto, convenció a la supuesta “heredera” de no recibir nada de sus padres. La educación, por lo tanto, no fue la mejor en la siguiente generación, y en algunas ocasiones, los temas de salud de este núcleo familiar se vieron muy afectados por la falta de una póliza robusta. Todo esto ocasionó una ruptura familiar.
Ahora bien, es verdad que existen casos reales de una mala influencia. Sin embargo, he visto la otra moneda, cuando las familia empresarias están guiadas no solo por la protección patrimonial sino familiar: I) En la propiedad: Las familias se protegen con estructuras legales como Trust, fundaciones de interés privado, pero no los ahogan, o cuartan sus libertades hasta con sus propios dividendos, que son necesarios para construir un patrimonio en pareja; II) En la empresa: He visto casos de éxito donde los familiares políticos que entraron en cargos de alta dirección fueron evaluados frente a no familiares, porque ya tenían experiencia directiva probada de años, que además de competencias tenían virtudes fundamentales como la prudencia. Incluso debo decir que, en algunos casos, si no fuera por la participación de ellos las empresas no existirían.; y III) En la familia: Evitar la exclusión de los familiares políticos de este sistema, son familia aunque no lo quieran. No es verdad que por el simple hecho de ser un familiar político son arribistas. La mejor práctica es separar el consejo de socios del consejo de familia e incluso invitarlos a que participen en el segundo. Recuerden que el propósito es la unidad de la familia, y ellos aportan mucho de cómo lograrlo. Finalmente, en mi criterio, se pueden tener los mejores aliados de las familias empresarias, que son los familiares políticos, teniendo un equilibrio en los mecanismos de control. Ellos son los que le hablan al oído a nuestros hijos y a las siguientes generaciones.