La necesidad de transformar y fortalecer los valores de las familias empresarias

por | Jun 27, 2024

Las empresas familiares han sido, históricamente, pilares fundamentales en la economía global. Representan un significativo porcentaje del PIB en muchos países y simbolizan la herencia y continuidad de valores a través de generaciones. Sin embargo, a medida que estas familias evolucionan, se enfrentan a un reto crucial: la necesidad de reevaluar y transformar los valores fundacionales que, aunque alguna vez fueron la clave de su éxito, ahora pueden ser la causa de profundas desuniones. Este artículo explora la urgencia de transformar estos valores para fortalecer la cohesión y asegurar la sostenibilidad de las empresas familiares.

Las empresas familiares milenarias han sobrevivido y prosperado durante siglos gracias a un conjunto sólido de valores y principios que guían sus decisiones y acciones. Estos valores no solo impulsan el éxito económico, sino que también consolidan la identidad y el propósito de la empresa. Entre los valores más comunes se encuentran: a) Lealtad y compromiso: La dedicación de los miembros de la familia hacia el negocio y entre ellos mismos es fundamental para la estabilidad y el éxito a largo plazo; b) Integridad y honestidad: La confianza es el cimiento sobre el cual se construye cualquier relación comercial y familiar; c)Trabajo duro y excelencia: La búsqueda de la perfección y el esfuerzo constante son cruciales para mantenerse competitivos; y d) Responsabilidad social y ética: Contribuir al bienestar de la comunidad y actuar con ética es esencial para la reputación y la sostenibilidad de la empresa.

Las familias milenarias han demostrado que compartir y adherirse a un conjunto común de valores es esencial para la cohesión y la longevidad de la empresa familiar. Cuando una familia no comparte estos valores fundamentales, la posibilidad de ruptura familiar es muy alta, lo que a su vez puede llevar a la fragmentación y eventual pérdida del patrimonio familiar. La alineación en los valores no solo fortalece la unidad familiar, sino que también asegura que todos los miembros trabajen hacia objetivos comunes, manteniendo la empresa fuerte y unida. Con el tiempo, estos valores pueden evolucionar en respuesta a cambios sociales, económicos y tecnológicos. Sin embargo, las empresas familiares a veces se aferran a valores tradicionales que pueden volverse obsoletos o incluso perjudiciales en el contexto moderno. Esta resistencia al cambio puede generar tensiones internas, especialmente cuando las nuevas generaciones buscan introducir valores más acordes con la realidad contemporánea.

En una intervención reciente en una empresa familiar con décadas de historia, se llevó a cabo un taller de caracterización familiar para identificar y evaluar los valores predominantes. Durante este taller, uno de los miembros de la familia realizó un dibujo que simbolizaba las tensiones y contradicciones en los valores heredados. La figura dibujada tenía una corona que también era una gorra de bufón, simbolizando la combinación de poder y ridiculez, y unas gafas de espejo que solo reflejaban una visión egocéntrica. En los brazos de la figura se escribieron pares de valores opuestos, representando las divisiones internas que estaban afectando la armonía y el funcionamiento de la familia y la empresa: Poder vs. Sumisión, Dinero vs. Pobreza, Excelencia vs. Mediocridad, Franqueza vs. Falsedad, Religiosidad vs. Esotérico, Amor vs. Desamor, Violencia vs. Fragilidad, Lealtad vs. Excomunión (no pertenencia), Autoritarismo vs. Participación, Humor negro vs. Irrespeto, Pecar vs. Rezar. Estos valores reflejaban profundas contradicciones y conflictos, indicando que los principios que alguna vez fomentaron el éxito económico ahora estaban erosionando la cohesión familiar.

En otro taller de visión familiar, donde se encontraban tres generaciones, surgieron tensiones similares. El fundador tomó la palabra y comentó que los valores familiares eran la honestidad y la laboriosidad. Sin embargo, un miembro de la segunda generación le dijo: «Papá, la verdad nosotros no somos tan honestos ni laboriosos como tú dices». El padre, con molestia clara ante su comentario, le respondió: «¿Acaso hemos robado o matado a alguien para conseguir lo que hemos tenido?». El hijo le contestó: «No, padre, pero la verdad, honestos, honestos no somos; nosotros no pagamos impuestos». El padre replicó: «¿Y quién te dijo a ti que no pagar todos esos impuestos es falta de honestidad? Es un tema técnico». Una de las nietas tomó la palabra y le dijo a su padre: «Pero papá, ¿por qué críticas al abuelo, si tú también eres poco honesto?». El padre, furioso, le dijo: «¿Qué estás diciendo?». La hija le respondió: «Tú estás acabando el medio ambiente con la fábrica y no te importa». Este diálogo reveló varias problemáticas profundas: la definición flexible de la honestidad, donde la diferencia en la percepción de la honestidad entre las generaciones mostró cómo el no pagar impuestos, considerado un acto deshonesto por algunos, era visto como un tecnicismo por otros; el impacto ambiental y responsabilidad social, con la crítica de la nieta sobre el impacto ambiental de la fábrica resaltando la necesidad de incorporar valores de sostenibilidad y responsabilidad ambiental que antes no se consideraban; y los conflictos intergeneracionales, donde las diferencias de opinión entre las generaciones reflejaron la dificultad de mantener una visión unificada cuando los valores no están claramente definidos y compartidos.

Para abordar los problemas identificados en ambos casos, es crucial implementar varias estrategias. Primero, la redefinición y consenso de valores deben involucrar a todas las generaciones, con discusiones abiertas sobre el verdadero significado de la honestidad, la laboriosidad y otros valores clave. Además, la educación y formación en temas de ética empresarial, sostenibilidad y responsabilidad social ayudarán a alinear a todos los miembros de la familia con las expectativas modernas. Es fundamental establecer políticas y procedimientos claros sobre prácticas fiscales, ambientales y laborales que reflejen los valores acordados por la familia y aseguren la conformidad y transparencia. Promover el diálogo intergeneracional facilitará espacios donde las diferentes generaciones puedan expresar sus preocupaciones y perspectivas, trabajando juntas para encontrar soluciones que satisfagan a todos.

Para implementar estas estrategias, es necesario organizar talleres regulares y sesiones de mediación que aborden y resuelvan conflictos de manera abierta y constructiva. Ofrecer formación en habilidades de comunicación efectiva y liderazgo colaborativo será vital para todos los miembros de la familia. Establecer un consejo de familia gestionará las decisiones importantes y fomentará la participación de todos los miembros. Finalmente, fomentar una cultura de diversidad e inclusión dentro de la familia y la empresa, donde se valoren y respeten diferentes perspectivas y experiencias, contribuirá significativamente a la cohesión y el éxito a largo plazo.

La transformación de los valores fundacionales en una empresa familiar no es una tarea sencilla, pero es crucial para la cohesión y el éxito a largo plazo. Los valores que una vez impulsaron el crecimiento económico pueden volverse obsoletos o incluso dañinos si no se adaptan a las necesidades y realidades cambiantes de la familia y la empresa. A través de un enfoque reflexivo y colaborativo, es posible reevaluar y redefinir estos valores para fomentar un ambiente de respeto, inclusión y prosperidad compartida.

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Gonzalo Gómez Betancourt, Ph.D. – CEO Legacy & Management Consulting Group

Gonzalo Gómez Betancourt, Ph.D. – CEO Legacy & Management Consulting Group

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