Paneles solares en entornos urbanos: del símbolo a la acción real por la sostenibilidad

Jun 6, 2025

Más allá del impacto ambiental, las iniciativas solares ofrecen beneficios económicos directos, como la reducción del gasto operativo y la posibilidad de acceder a incentivos tributarios. 

En una era marcada por la urgencia climática y el creciente escrutinio hacia las emisiones urbanas, cada panel solar instalado no es solo un símbolo de conciencia ambiental: es una decisión empresarial con impacto directo en la transición energética. La reciente apuesta de Cusezar en Lagos de Torca, Bogotá, es una muestra concreta de este cambio de paradigma.

Desde noviembre de 2024, esta empresa del sector constructor implementó un sistema de generación de energía limpia en su sala de ventas del proyecto Vizcaya, al norte de Bogotá. Son 27 paneles fotovoltaicos de 580W cada uno, que permiten abastecer el 100% de la demanda energética de la sala. Pero el verdadero valor del proyecto radica en los resultados tangibles: más de 5,11 MWh generados, una reducción de 5,09 toneladas de CO₂ y el equivalente medioambiental de plantar 797 árboles en solo unos meses.

Esta acción puede parecer pequeña frente a los desafíos globales, pero cobra una dimensión mayor cuando se inscribe en una tendencia creciente de empresas que, como Cusezar o Kia Colombia , están dejando de ver la sostenibilidad como un “valor agregado” y la están integrando como eje estructural de su modelo de negocio.

“La sostenibilidad no es solo una responsabilidad, sino una oportunidad para liderar el cambio”, asegura Susana Peláez, gerente general de Cusezar. Sus palabras reflejan una convicción empresarial que se aleja del greenwashing y se adentra en un modelo más auténtico y medible.

¿Dónde y cómo instalar paneles solares importa?

El auge de los paneles solares en zonas urbanas ofrece una respuesta eficiente al dilema de la transición energética sin comprometer la seguridad alimentaria o desplazar actividades productivas rurales, como lo advierte la presidente de Asocaña, Claudia Calero, en su columna “Agricultura y Energía Solar: ¿Amigos o Rivales?” . Allí se destaca el riesgo que representan las grandes extensiones de granjas solares mal planificadas sobre suelos fértiles, una situación que ya genera tensiones en regiones como Córdoba o el Valle del Cauca.

En contraste, el uso de techos de edificios, vitrinas, salas de ventas, e incluso de estacionamientos y cubiertas comerciales, ofrece una vía inteligente para expandir la capacidad solar sin entrar en conflicto con la producción agrícola. Así lo ha entendido también Kia Colombia, que transformó su sede administrativa en Bogotá al integrar paneles solares en el techo, formando incluso el logo de la marca como una declaración visual de sus valores corporativos.

“La sostenibilidad no es solo una responsabilidad, sino una oportunidad para liderar el cambio”: Susana Peláez, gerente general de Cusezar.

Energía solar urbana: de la eficiencia a la narrativa de marca

Más allá del impacto ambiental, las iniciativas solares ofrecen beneficios económicos directos, como la reducción del gasto operativo y la posibilidad de acceder a incentivos tributarios. Pero también tienen una potencia narrativa cada vez más valorada en el mundo corporativo: proyectan liderazgo, visión a largo plazo y compromiso con el entorno.

En entornos urbanos como Bogotá —una ciudad que se perfila como laboratorio de sostenibilidad para América Latina—, estos sistemas también promueven una cultura energética descentralizada y más resiliente. Lagos de Torca, por ejemplo, es un megaproyecto de planificación urbana donde se espera que las apuestas sostenibles no solo sean ejemplares, sino replicables.

“La implementación de paneles solares en Vizcaya es un ejemplo de cómo la innovación y la sostenibilidad pueden ir de la mano”, afirma Luis Guillermo Cantor, director de diseño de Cusezar.

El reto: escalar sin desplazar

El verdadero desafío para el país no es tecnológico, sino estratégico: cómo escalar la transición energética sin repetir errores de sobreexplotación del suelo ni crear nuevas desigualdades entre lo urbano y lo rural. En este sentido, los Planes de Ordenamiento Territorial deben integrar criterios ambientales más claros y apoyar una transición energética justa.

La clave está en entender que la energía solar, bien implementada, no compite: complementa. No se trata solo de cambiar la fuente de energía, sino de transformar la forma en que concebimos la infraestructura, el espacio urbano y el rol social de las empresas.

Mientras Cusezar planea replicar esta iniciativa en otras salas de ventas, y Kia expande su red solar a concesionarios en todo el país, el mensaje para el sector privado es claro: no se trata de quién lo hace primero, sino de quién lo hace mejor, con visión, responsabilidad y capacidad de inspirar.

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