Todos aspiramos a ser buenos propietarios y con mucha facilidad caemos en el opuesto. En este artículo, se presenta información sobre las principales actitudes y aptitudes que ubican a un propietario en el mejor o el peor de los ejemplos. Hágase su propio autodiagnóstico y empiece a tratar de ser mejor propietario, para el beneficio de su empresa, de su familia y de la sociedad en general.
Infortunadamente existen muy pocas personas que pueden afirmar que han sido formadas para ser un buen propietario de empresa. La mayoría de nosotros hemos aprendido a serlo por prueba y error, y la educación que existe al respecto ha sido muy fragmentada, pero hoy en día, ya existen opciones para aprender a ser un buen propietario.
Empecemos entendiendo de manera positiva, qué significa ser un buen propietario. La respuesta se basa principalmente en un grupo de aptitudes y actitudes, a la luz de las responsabilidades de un propietario de empresa, por ejemplo: a) Cuidar la propiedad: como decía, John Ward “meta la nariz y no los dedos” es decir, que hay que aprender el arte de cuidar sin coadministrar; b) Generar valor al negocio: retener utilidades de manera adecuada para el crecimiento de la organización, sin olvidar la rentabilidad mínima del accionista, eso sin contar con los aportes en términos de relaciones públicas o la posibilidad de nuevos negocios; c) Contribuir con el buen ánimo societario: hacer lo necesario para tener una actitud empática y aportar para mejorar las relaciones societarias; d) Independencia económica: curiosamente la mejor forma de ayudar en la empresa es ser independiente de la misma, en términos económicos, para no forzar la máquina de generación de riqueza, sin tener que llegar a exigir dividendos y que la empresa esté a la orden de las necesidades económicas del “dueño”; e) Formación como buenos propietarios: buscar formarse como buenos propietarios independientemente de la profesión de base en aspectos como gobierno corporativo, legales y tributarios, finanzas para propietarios, liderazgo de propietarios, responsabilidad social corporativa, empresas familiares, etc.; f) Tener la voluntad de actuar por el bien de la empresa: hacer un trabajo personal por ser buenas personas y buscar ayuda de especialistas; g) Saber encontrar su rol dentro de la empresa: Los buenos propietarios no hacen exigencias de pedir cargos que no son fruto de un análisis racional de la estructura de responsabilidades necesaria para cumplir con la estrategia de la empresa. Además, entienden que si no tienen las competencias directivas no pueden ser ejecutivos. Incluso, si no tienen las competencias de gobierno, no pueden ser miembros de junta directiva, y lo más importante, siempre podrá escoger ser buen propietario; h) Esforzarse por entender los sistemas de compensación de la alta dirección y solicitar que estos sean a valor de mercado; i) Hacer un esfuerzo por entender los límites entre la propiedad, el gobierno, la dirección y la operación y su interrelación con los stakeholders; j) Entender que uno no es mejor o peor persona por ser propietario; y k) Son conscientes de sí mismos, de sus fortalezas y debilidades, y saben actuar en consecuencia, especialmente asesorándose de los mejores cuando no tienen las habilidades.
Por supuesto, hay muchas señales para reconocer un mal propietario, al que usualmente se le dice “dueño”: a) Le dice a los gerentes y/o empleados que hacer, es decir dan ordenes desconociendo los órganos de gobierno; b) Toman decisiones sobre el negocio sin debatirlas en los órganos de gobierno y en especial con las personas independientes de la junta directiva; c) Hacen lobby individual con los miembros de junta para buscar sus propios beneficios; d) Violan las políticas que se han establecido en un protocolo de socios o de familia; e) Ingenuamente hacen preguntas o afirmaciones que los empleados pueden malinterpretar como una orden; f) Se quejan de que sus familiares no están obteniendo oportunidades de crecimiento en la empresa; g) Exigen puestos en la junta, en la administración e incluso en la operación bajo los mismos supuestos de la proporción accionarial; h) Creen que son dueños de los activos de la empresa y que los pueden usar cuando quieran, en vez de entender que solo son propietario de unas acciones; i) se creen mejores personas, y exigen que todos les rindan pleitesía al estilo de la frase “No sabes quién soy yo”; j) No asisten a las reuniones de las asambleas de accionistas, ni a las de la familia, o llegan tarde sin pedir excusas; k) No se preparan en su rol de propietario justificando que tienen otras profesiones de base; l) Exigen que se les entreguen todos las utilidades en dividendos; m) No quieren enjugar pérdidas y dar nuevos aportes; n) Quieren recibir un sueldo de la empresa sin trabajarlo, o) Tratan de apropiarse de recursos de la empresa para uso individual, p) Buscan crear negocios vinculados a la empresa sin pasar por los órganos de gobierno respectivos; q) hacen todo lo posible por dividir a los socios y a las familias; r) No escuchan, no son empáticos, siempre están a la defensiva; s) Antes de buscar conciliar sus dificultades ponen a su abogado por delante; t) Creen que las empresas fueron creadas para darle empleo a la familia o a los socios; u) No entienden los balances ni estados de resultados; etc.
En fin son muchas las actitudes y aptitudes que nos hace ser malos propietarios, pero cuáles son las causas que hemos encontrado en nuestro equipo de investigación, las podemos agrupar en las siguientes:
- Falta de conocimiento por no tener formación como propietario.
- Falta de información por parte de la empresa.
- Falta de mecanismos de control.
- Falta de expectativas claras hacia la junta directiva.
- Falta de acuerdos de socios o de familia.
- Falta de trabajo individual para ser mejor persona.
Corregir el curso de acción, no es difícil y solo el deseo de hacerlo suele ser suficiente, es decir querer ser buen propietario es una decisión personal, y el proceso de llegar a ese punto no es largo. Ser un buen propietario, no solo ayuda a la empresa a generar mayor valor agregado, sino a tener mejores valores y principios que se vivirán en sus empresas y por lo tanto, a desarrollar la sociedad. En las épocas actuales, dar ejemplo de capitalismo consciente es fundamental , pero debemos ser los primeros en hacer cambios en nuestra forma de actuar, para que los demás no nos vean como capitalistas salvajes, sino como el empresario consciente al que debemos proteger, ya que son los generadores de la riqueza de un país.