Sembrando el legado #6: Los adultos mayores en las familias empresarias

por | Dic 10, 2024

En las familias empresarias, los adultos mayores ocupan un lugar especial como guardianes de la historia, la cultura y el propósito que ha definido su legado. Esta etapa de la vida, que generalmente abarca desde los 65 años en adelante, no debe entenderse como el final de su contribución, sino como un momento de transformación. Es un periodo en el que se asumen nuevos roles como mentores, consejeros y custodios de los valores familiares. Este artículo, el último de la serie “Sembrando el Legado”, aborda cómo las familias pueden apoyar a los adultos mayores para que encuentren un equilibrio entre dejar ir y seguir contribuyendo de manera significativa.

La serie “Sembrando el Legado” nos ha llevado a explorar cada etapa de la vida dentro del contexto de una familia empresaria, desde la infancia, pasando por la primera infancia, la adolescencia, la adultez emergente, los adultos jóvenes, los adultos de mediana edad, hasta llegar a esta etapa de los adultos mayores. Cada fase ha sido una pieza fundamental en la construcción del legado familiar, y ahora cerramos este ciclo con la reflexión sobre cómo los mayores pueden liderar desde una posición de sabiduría y experiencia, mientras preparan a las nuevas generaciones para continuar con el propósito compartido. Para los adultos mayores, esta etapa viene cargada de desafíos y oportunidades. Uno de los aspectos más importantes es la transición del liderazgo activo a roles estratégicos, una transición que, aunque natural, puede ser emocionalmente compleja. Soltar el control no significa desaparecer, sino reconfigurar el rol dentro de la empresa y la familia. Este proceso requiere paciencia, práctica y, sobre todo, confianza en las capacidades de las generaciones más jóvenes.

En el ámbito empresarial, los adultos mayores suelen ser los depositarios del conocimiento acumulado, pero también enfrentan el reto de adaptarse a las nuevas dinámicas del negocio y del mercado. Esto implica reconocer que su contribución no está en la gestión operativa, sino en la mentoría, el consejo estratégico y la transmisión de valores organizacionales. El caso de Alicia Herrera, una empresaria del sector agrícola, ilustra perfectamente este rol. A sus 72 años, Alicia decidió dejar el mando operativo de su empresa a su hijo Carlos, asumiendo ella el rol de presidenta del consejo asesor. En este nuevo puesto, aportó su experiencia en momentos de crisis, ayudando a la empresa a mantener su estabilidad mientras su hijo implementaba estrategias innovadoras para expandir el negocio. Sin embargo, Alicia no se limitó al entorno empresarial. Reconociendo la importancia de mantener viva la conexión con su propósito, lideró una fundación enfocada en prácticas agrícolas sostenibles. Este proyecto no solo reflejaba su pasión personal, sino que también permitió a sus nietos participar en actividades de impacto social, conectándolos con los valores familiares desde una edad temprana. Para Alicia, esta etapa no fue un retiro, sino una oportunidad para redefinir su papel y su impacto, tanto dentro como fuera de la empresa.

En el ámbito de la propiedad, los adultos mayores desempeñan un rol fundamental en la planificación patrimonial. Esta etapa suele coincidir con el momento en que las generaciones más jóvenes comienzan a asumir responsabilidades como accionistas, lo que hace esencial establecer estructuras claras de gobernanza y planificación sucesoria. Además de los aspectos técnicos, como acuerdos de accionistas y fideicomisos, los mayores tienen la responsabilidad de transmitir la filosofía detrás del patrimonio: ¿Por qué existe? ¿Qué propósito debe cumplir? ¿Cómo puede ser una fuerza positiva para la familia y la comunidad?

El legado no es solo material; es también un conjunto de valores, lecciones y conexiones emocionales que los adultos mayores deben compartir con las generaciones más jóvenes. Este proceso no siempre es fácil, pues requiere abrir conversaciones honestas sobre expectativas, temores y aspiraciones. Pero es precisamente en estas conversaciones donde se siembra la semilla de un legado sostenible y significativo. En el contexto familiar, el papel de los mayores es igualmente transformador. Como catalizadores de la unidad, tienen la capacidad de construir puentes entre generaciones, facilitando la comunicación y resolviendo conflictos de manera constructiva. A menudo, son los mayores quienes recuerdan las historias que inspiran a la familia, las lecciones aprendidas en los momentos difíciles y los valores que han guiado sus decisiones. Sin embargo, este liderazgo no debe ser impositivo, sino ejercido desde la humildad y el amor. Alicia también comprendió esta dimensión familiar. Durante años, organizó reuniones regulares en las que se discutían temas clave, como la visión y misión de la familia, el impacto social de la empresa y las expectativas sobre la participación de los más jóvenes en el negocio. Estas reuniones no solo fortalecieron la cohesión familiar, sino que también prepararon a las nuevas generaciones para asumir sus roles con claridad y compromiso.

Para muchos adultos mayores, esta etapa también implica un proceso de reflexión personal. Después de décadas dedicadas a la empresa y la familia, es un momento para preguntarse: ¿Qué quiero dejar atrás? ¿Qué legado quiero construir más allá de lo material? Las respuestas a estas preguntas suelen llevar a nuevas aventuras, ya sea en la filantropía, el aprendizaje o simplemente dedicando tiempo a las relaciones personales y al bienestar emocional. El caso de Alicia demuestra cómo este enfoque puede ser transformador. Además de su rol en la empresa y la familia, decidió liderar una iniciativa que alineaba su pasión personal con el propósito familiar, fortaleciendo la reputación de la empresa y creando un impacto positivo en las comunidades donde operaban. Este equilibrio entre lo personal, lo familiar y lo empresarial es el núcleo de lo que significa ser un adulto mayor en una familia empresaria.

A medida que cerramos esta serie, es importante reflexionar sobre el camino recorrido. Desde la infancia, donde se siembran los valores básicos, hasta la adultez, donde se consolidan las habilidades y los compromisos, cada etapa contribuye al legado de maneras únicas. Para los adultos mayores, la clave está en entender que su mayor contribución no es el control perpetuo, sino la sabiduría y el espacio para que otros florezcan. En la empresa, esto significa apoyar desde un rol estratégico, fomentando una cultura de innovación y resiliencia. En la propiedad, implica liderar procesos que aseguren la sostenibilidad y el impacto positivo del patrimonio. Y en la familia, se trata de ser un catalizador de unidad, ayudando a que cada miembro encuentre su lugar y sentido de pertenencia.

Con esta serie, espero haber ofrecido una guía que no solo inspire, sino que también sirva como un mapa para navegar las complejidades de la sucesión, la gobernanza y el desarrollo intergeneracional en las familias empresarias. El legado no es un destino, sino un viaje continuo de aprendizaje, adaptación y conexión. Que este camino esté iluminado por valores compartidos y un compromiso genuino es la mejor manera de garantizar que el legado no solo perdure, sino que también inspire y transforme a las generaciones futuras.

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Gonzalo Gómez Betancourt, Ph.D. – CEO Legacy & Management Consulting Group

Gonzalo Gómez Betancourt, Ph.D. – CEO Legacy & Management Consulting Group

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