Según Fedelonjas, la vivienda usada registró una valorización del 7,7% en 2022 y se ha convertido en un refugio para quienes buscan blindar su patrimonio de la inflación.
“El precio de venta de la vivienda usada durante el 2022 se creció en 7,7%”, señaló Karina Reyes, presidente de Fedelonjas que reveló un análisis según el cual la mayor demanda de inmuebles está concentrada en bienes que oscilan entre $300 y $700 millones y donde hay poca oferta.
Según el Dane, el año pasado el valor de los desembolsos para la adquisición de vivienda nueva decreció -19,16%, lo cual se explica parcialmente por la focalización en la asignación de subsidios para la compra de vivienda nueva.
“La caída de venta de vivienda obedece a varios factores como la pérdida de poder adquisitivo de las familias, las altas tasas de interés y, por supuesto, a los ajustes a los subsidios de VIS por falta de disponibilidad presupuestal”, dijo Reyes.
Sin embargo, ante la dificultad de comprar vivienda, los inversionistas están apostando por la usada, según el gremio. ¿La razón? Por un lado, las familias encuentran en el mercado del usado precio más accesibles, áreas más generosas y más opciones de ubicación. Además, al ofrecer disponibilidad inmediata, las familias no tienen que pagar cuota y arriendo al mismo tiempo que es una de las dificultadas más grandes para el acceso al techo propio, según Fedelonjas.
Igualmente, la compraventa de vivienda usada presenta una menor tasa de participación por parte de intermediarios financieros, es decir que se compra con menos crédito hipotecario, en contraposición con los registrado en la nueva.
“Esto aísla el efecto negativo de las altas tasas de interés y es resultado de que los inversionistas buscan refugio para no perder poder adquisitivo pues la finca raíz ha demostrado ser la opción más segura y estable”, señaló la presidente del gremio que reúne a más de 10.500 agentes inmobiliarios.
Según Fedeonjas, actualmente también se observa un aumento en la demanda de viviendas para alquiler, por factores como la posibilidad del trabajo remoto que ha permitido que los hogares regresen a ciudades como las áreas metropolitanas de Barranquilla, Bucaramanga y Medellín.
La mayor demanda de arriendos está concentrada en los estratos 3 y 4 en arriendo y, por ende, el interés de los inversionistas buscan una renta.