El fantasma de un apagón nacional en 2027 podría hacerse realidad si el país no actúa con rapidez. Expertos advierten que Colombia enfrenta un déficit energético creciente y un panorama de riesgo para la estabilidad del sistema eléctrico.
El investigador y profesor de energía y sostenibilidad de la Universidad Javeriana, Camilo Prieto Valderrama, alertó que “la situación se agrava por los retrasos de proyectos clave en La Guajira, donde se había previsto el desarrollo de 905 megavatios (MW) de capacidad instalada para energía eólica. Los tres proyectos no se ejecutarán en los plazos esperados, entre ellos Windpeshi, adquirido por Ecopetrol en meses pasados y que no podrá entrar en operación antes de 2027”.
El impacto de estos retrasos se suma a la creciente dependencia de Colombia del gas natural licuado (GNL) importado, ante la disminución sostenida de la producción nacional. Pese al incremento de las importaciones, el país no ha fortalecido su capacidad de almacenamiento, lo que encarece el suministro y aumenta la vulnerabilidad del sistema.
Solo en agosto de 2025, Colombia importó 4.665 millones de pies cúbicos de gas, con un promedio diario de 150,5 Mpcd, un 45,4 % más que en el mismo mes de 2024. Sin embargo, ese aumento no ha sido suficiente para cubrir la demanda térmica y residencial.
“En 2025, la producción de gas ha caído frente al año anterior y, aunque las importaciones han aumentado, el suministro sigue siendo insuficiente para cubrir la demanda térmica y residencial del país. Colombia depende cada vez más del gas natural licuado importado y no está incrementando la infraestructura de almacenamiento necesaria para garantizar un abastecimiento estable. Esta limitación reduce la capacidad de importar mayores volúmenes y obliga a operar bajo márgenes críticos, lo que compromete la seguridad energética nacional”, señaló Prieto Valderrama.
La combinación de retrasos en energías renovables y dependencia de importaciones deja a la matriz eléctrica colombiana más expuesta a fenómenos climáticos como El Niño, que reduce la capacidad hidroeléctrica y podría generar cortes de energía si no se toman decisiones inmediatas.
Esta preocupación coincide con el más reciente análisis de la Asociación Nacional de Empresas Generadoras (ANDEG), que proyecta un déficit de energía firme de al menos 1 % para el periodo 2025-2026, y de hasta 4 % entre 2026 y 2027, incluso si los proyectos planeados se ejecutan a tiempo. Ese déficit equivaldría a cerca de 500 MW de capacidad instalada en 2026 y más de 2.000 MW hacia 2027, comprometiendo la estabilidad del sistema eléctrico nacional.
Pese al panorama desafiante, el sector energético considera que aún hay margen de acción. Para evitar un escenario crítico, se requiere acelerar los proyectos de generación, fortalecer la infraestructura de transmisión y ampliar las capacidades de almacenamiento y diversificación de la matriz energética.
Prieto Valderrama advirtió además que “en la región Caribe, la infraestructura existente y la que está en construcción resultan insuficientes para transportar la generación solar prevista, lo que ocasionará recortes significativos de energía en los momentos de mayor disponibilidad. Por ello, se requiere la construcción de nuevas líneas y subestaciones que amplíen la capacidad de transmisión”.

