En un escenario empresarial en constante transformación, la apuesta por la sostenibilidad ha pasado de ser una simple cuestión moral a un elemento impulsor del progreso y el éxito para las organizaciones. La adopción de edificios sostenibles, lejos de ser una moda pasajera, conlleva un impacto profundo en la reducción de los impactos ambientales, el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), los objetivos de responsabilidad corporativa, el bienestar y la productividad de los empleados, representando además una inversión para el futuro en términos de ahorro y éxito financiero.
Según Tomás Huertas, gerente de la Torre Norte de Atrio, un edificio de oficinas certificado con la distinción LEED Gold, «Los edificios sostenibles son una inversión inteligente para las empresas que buscan mejorar la productividad y el bienestar de sus empleados, y cumplir con sus objetivos de sostenibilidad. Podemos asegurar que una edificación de estas características logra impactos significativos. En la Torre Norte de Atrio, por ejemplo, se registra un ahorro del 15% en energía, 40% en agua, 65% en agua para riego, entre otros recursos».
Reducción de costos
Los edificios con certificación LEED han demostrado tener un consumo de energía y agua considerablemente inferior en comparación con los edificios convencionales. Esto se debe a la incorporación de diversas estrategias de eficiencia energética y gestión del agua, tales como la implementación de iluminación LED, la integración de sistemas de ventilación natural y la adopción de medidas eficaces para el manejo de residuos.
Conforme a un estudio realizado por el Consejo de Construcción Sostenible de Estados Unidos (U.S. Green Building Council), los edificios sostenibles con certificación LEED pueden lograr ahorros de hasta un 30% en energía, un 20% en agua y un 15% en materiales, lo cual se traduce en un impacto financiero positivo para las empresas en términos de operaciones.
Fomento de la productividad de los empleados
Estos edificios proporcionan a los empleados un entorno de trabajo más saludable y confortable, dado que incorporan sistemas de ventilación eficientes para garantizar un aire interior limpio y fresco. Asimismo, la presencia de luz natural contribuye al bienestar físico y mental de las personas, mientras que los materiales de construcción absorben el sonido, propiciando un ambiente de trabajo silencioso y tranquilo que resulta esencial para la concentración y la productividad.
Además, los sistemas de tratamiento de agua garantizan la calidad del agua potable, los materiales sostenibles utilizados en la construcción y la decoración crean un entorno más saludable, y se facilita el acceso a áreas de descanso, entornos visuales agradables y espacios de trabajo colaborativos. Todo esto conlleva a una mejora significativa en la productividad de los empleados.
Diversos estudios han demostrado que los edificios sostenibles tienen un impacto positivo en los trabajadores: se registran un 11% menos de ausencias por enfermedad y un aumento del 26% en la productividad (según la Universidad de Harvard), un 20% más de satisfacción laboral en comparación con aquellos que trabajan en espacios convencionales (según la consultora Aon Hewitt), una reducción del 15% en los niveles de estrés (según la Universidad de California, Berkeley) y una probabilidad un 22% mayor de que los empleados se sientan orgullosos de su empresa (según la consultora Deloitte) cuando laboran en entornos de trabajo sostenibles.
Mejora de los resultados financieros
Los beneficios de los edificios sostenibles se traducen también en una mejora de la rentabilidad de las empresas. Los ahorros en costos de energía y agua, junto con la mejora en la productividad y el aumento del valor de los activos inmobiliarios, contribuyen a la reducción de costos y el incremento de los ingresos.
De acuerdo con un estudio de McKinsey & Company, las compañías que operan en edificios con certificación LEED registran una rentabilidad un 12% mayor en comparación con aquellas que trabajan en edificios convencionales. Además, la Corporación Financiera Internacional (IFC) ha constatado que estos edificios pueden generar ahorros de hasta un 30% en los costos operativos y aumentar el valor en el mercado en un 10%. En última instancia, esto conlleva un mejor desempeño financiero para las empresas que ocupan o invierten en este tipo de edificios.