El panorama económico global está en constante transformación, y la fluctuación del dólar estadounidense es un tema de gran relevancia tanto a nivel local como internacional. Sin embargo, ¿qué efecto tiene esta variación en el sector inmobiliario? Juliana Vásquez, Consultora Senior de Inversión en Colliers Colombia, señala que «la velocidad con la que el dólar se mueve no coincide con el ritmo de las transacciones en bienes raíces estabilizados, por lo que no debería tener un impacto significativo en este tipo de operaciones para inversionistas locales».
Vásquez agrega que «hasta la fecha, la variación del dólar no ha frenado la actividad del mercado. Sin embargo, en el mediano plazo, los inversionistas extranjeros podrían verse afectados, ya que la alta volatilidad del dólar puede hacer que tomen decisiones más lentamente, especialmente en proyectos inmobiliarios que requieren financiamiento, dado que es difícil prever las necesidades de flujo de efectivo durante el desarrollo del proyecto».
En cuanto al mercado regional, la consultora señala que «la mayoría de nuestros vecinos enfrentan una devaluación de sus monedas locales, con impactos similares. Sin embargo, algunos países de la región permiten el pago de alquileres en dólares, lo que beneficia a los inquilinos o compradores que tienen sus ingresos en esta moneda». En el caso de Colombia, esta preocupación no debería existir, ya que no está permitido realizar transacciones de compra o alquiler en dólares en el país.
Otro aspecto donde se puede observar el impacto de estas fluctuaciones es en los costos de insumos y materias primas. La devaluación de la moneda conduce a una inflación en productos importados, lo que resulta en un aumento de los precios. Esto significa que a medida que el dólar se aprecia, los costos de los insumos de construcción aumentan, lo que a su vez se refleja en un incremento en el precio final para los inversionistas, con un crecimiento de renta y ventas que en algunos segmentos supera el 30%, según los expertos de Colliers Colombia. En este escenario, los proyectos en desarrollo también se ven afectados, ya que los costos de construcción más altos, denominados en dólares, se traducen en un mayor costo para el usuario final, lo que a su vez disminuye las ventas.
Para reducir los costos, algunos desarrolladores están considerando coberturas sobre commodities para mantener precios estables. Además, prefieren comprar materia prima local en lugar de importarla, especialmente para las dotaciones internas de las propiedades.
En términos generales, las inversiones en el sector inmobiliario continúan siendo una excelente oportunidad para generar rentabilidad. Se trata de un activo esencial en la diversificación de las carteras de inversión y ofrece estabilidad de ganancias a largo plazo, lo que lo hace atractivo para los inversionistas.
Juliana Vásquez también aborda una situación común en el mercado: «Los inversionistas suelen sentirse atraídos por las altas rentabilidades que ofrecen otros sectores en la actualidad. Es común escuchar: ‘¿Por qué invertir en bienes raíces que me genera un 8% de rentabilidad cuando otros productos me ofrecen mayores intereses?’ En este punto, es importante destacar una variable fundamental: el plazo. No es lo mismo invertir al 8% durante un período de 7 a 15 años que invertir a un porcentaje mayor en un año sin saber a qué tasa se reinvertirá al año siguiente. Esto significa que estas inversiones no son comparables ni mutuamente excluyentes, ya que ambas ofrecen diversificación en las carteras de inversión».
En resumen, este es un momento propicio para invertir en el sector inmobiliario. Existe una mayor oferta de propiedades estabilizadas, lo que implica la presencia de buenos inquilinos y regulaciones contractuales favorables en diversos segmentos del mercado, condiciones que pueden no estar disponibles en otros momentos. Así lo explica Juliana Vásquez, Consultora de Inversión en Colliers Colombia.