Colombia tiene un régimen de tipo de cambio flexible, que fluctúa según la oferta y la demanda, pero en el que puede haber intervención del Banco de la República.
Con una devaluación cercana al 13,8% desde agosto, cuando se posesionó el presidente, Gustavo Petro, el desplome del peso se está convirtiendo en un problema para la economía colombiana.
Algunos, como el propio Petro han propuesto que el Banco de la República imponga controles de capitales para evitar la fuga de divisas, una mala idea que el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, descartó rápidamente y que hizo que JP Morgan recomendara la venta de los papeles de deuda colombianos.
En una coyuntura volátil en los mercados globales y locales, los inversionistas ahora están valorando una «prima de riesgo de Petro» por temor a que el gobierno intente adoptar medidas como un impuesto a las salidas de capital, restricciones estrictas a los productores de energía y gastos que superen los límites de déficit de la nación, según Benito Berber, jefe Economista latinoamericano en Natixis.

“El mercado está viendo a algunos miembros del gabinete y al presidente Petro con un discurso peligrosamente populista”, dijo Berber en una entrevista concedida a Bloomberg.
Otra propuesta que está sobre el tapete es que el Banco de la República intervenga el mercado vendiendo dólares. Después de la crisis de finales de los 90, Colombia adoptó un régimen de tipo de cambio flexible, que fluctúa según la oferta y la demanda, pero en el que puede haber intervención del Emisor.
Dicha intervención implica la venta de dólares para calmar a los mercados, aunque ello implica retirar pesos del mercado, lo cual se traduce en aumentos en las tasas de interés.
Sin embargo, el propio José Antonio Ocampo ya salió a descartar esa opción y dijo que “una intervención para defender el peso colombiano no tiene ni pies ni cabeza”, y citó el caso de Chile cuyo banco central vendió dolares sin que ello evitara la devaluación del peso.
Según el funcionario, el desplome del peso obedece a una sobrerreacción de los mercados y de los inversionistas extranjeros que han vendido deuda pública interna por unos USS 1.000 millones en lo que va de octubre, una cifra que consideró moderada.
De acuerdo con el Ministerio de Hacienda, entre agosto y septiembre se recibieron US$8.000 millones en el mercado de TES de Colombia.
“Obviamente al Ministerio de Hacienda le preocupa esto que ha pasado, pero yo creo que ha habido una sobrerreacción. Y quiero ser muy enfático de nuevo como lo he sido casi todos los días que he dado declaraciones, de que el Gobierno tiene un compromiso con la estabilidad macroeconómica”, explicó en un evento sobre la reforma tributaria.
Con una participación que oscila entre el 27% y el 28% del total de los TES, los extranjeros son los segundos mayores tenedores de títulos de la deuda pública interna emitida por el Gobierno.

Como resultado de esa venta, las tasas de interés de dichos títulos han superado el 14%, el más alto en casi dos décadas.
Los bonos en moneda local de Colombia han perdido casi 24% en términos de dólares desde que Petro fue elegido en junio, el peor desempeño en un índice de deuda de mercados emergentes de Bloomberg que perdió cerca de 6% durante ese período. Y el peso se ha debilitado 20% en el mismo período, la mayor caída entre los principales mercados emergentes.