Con una devaluación que supera el 18% en lo corrido del año y un máximo de $5.118 alcanzado este jueves 3, el peso es cada vez más débil frente al dólar, lo que se traducirá en una mayor inflación.
Durante la presentación del último informe de política monetaria, el gerente técnico del Banco de la República, Hernando Vargas, admitió compleja situación que enfrenta el mercado cambiario con una elevada volatilidad y el dólar al alza.
“Antes de decir que es necesaria una intervención, la situación merece un análisis detallado para entender qué es lo que está pasando”, dijo al funcionario al subrayar que “hay que comprender si se están presentando falencias en la liquidez de los distintos tramos del mercado, que tiene un componente de derivados y de contado”.
Con una devaluación que supera el 18% desde el 31 de diciembre del año pasado, el peso es la cuarta moneda emergente que más cae frente al dólar en 2022, con una depreciación de 18,53%, según Bloomberg. La lista está compuesta por el peso argentino (-34,79%), la lira turca (-28,56%), el forín húngaro (-21,51%) y el won surcoreano (-16,14%).
La caída del peso había provocado especulaciones entre algunos inversionistas de que el banco central de Colombia podría intervenir para frenar la venta masiva, luego de intentos similares en Japón y Chile. Sin embargo, en su última reunión la Junta descartó la medida que también había sido desechada por el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, citando el fracaso de Chile en esa materia.
“Los formuladores de políticas rechazan continuamente la intervención cambiaria, lo que agrava las presiones de depreciación del peso”, dijo Brendan McKenna, estratega cambiario de Wells Fargo, en una respuesta escrita a las preguntas de Bloomberg. “El riesgo político también se cierne sobre la moneda, lo que está poniendo nerviosos a los inversionistas extranjeros hacia el peso colombiano”.
Pero lo cierto es que la fortaleza del dólar a nivel mundial, aunada a la incertidumbre política y económica a nivel local, están haciendo mella en la tasa de cambio que al cierre de la jornada promedió $5.058, con un mínimo de $5.012, un máximo de $5.118 y cierre de $5.070.
Con unas reservas internacionales de US$56.300 millones, el Banco de la República se abstiene de intervenir en el mercado cambiario, es decir, de vender dólares para aumentar la oferta y por esa vía, controlar la devaluación y la volatilidad.
Sin embargo, durante la pandemia sí utilizó un instrumento que tiene a su disposición: los fowards de cobertura cambiaria (también conocidos como Non-Delivery Forwards).
Se trata de un instrumento financiero que permite a los participantes del mercado de dólares, protegerse ante el riesgo de fuertes incrementos futuros en la tasa de cambio (depreciación del peso).
“Consiste en que el Banco de la República vende dólares a un mes, a una tasa de cambio que resulta de una subasta hecha en el presente. Si al cabo de ese mes, la tasa de cambio es mayor que la de la subasta, el Banco de la República pagará al comprador la diferencia en pesos. En caso contrario, el comprador pagará al Banco la diferencia, también en pesos”.
De esta manera, quien tenga una deuda en dólares o deba hacer un pago en dólares, podrá garantizar el precio de los dólares que requiere y reducir la incertidumbre sobre los pagos en dólares en el futuro. La menor incertidumbre contribuye a calmar el temor de los participantes en el mercado de dólares y hace que este último no sufra sobresaltos excesivos.
En este mecanismo no hay desembolso efectivo de dólares por parte del Emisor, pues únicamente se paga en pesos la diferencia entre la tasa de cambio del contrato y la observada 30 días después, por tanto, no afecta las reservas internacionales.
De acuerdo con Vargas, el análisis que se ha hecho hasta el momento muestra que “no conviene hacer una intervención, aunque el Banco continuará haciendo esta clase de monitoreos”.