Aunque es probable que el alza sea superior al 15%, estará lejos de las pretensiones de quienes abogan por un 20%. “No funcionaría”, dijo el presidente Gustavo Petro. Conozca las razones.
Si hay un tema que acapara la atención de los colombianos todos los fines de año es la fijación del salario mínimo, que devengan unos 3,4 millones de personas pero que influye en la fijación de algunos de los precios más importantes.
El año pasado, con una inflación de un dígito (5,26%), el gobierno de Iván Duque terminó aprobando una alza del 10%, en un año caracterizado por la explosión de la protesta social y los bloqueos de las principales ciudades y vías del país, como reacción a la reforma tributaria del ex ministro Alberto Carrasquilla.
Con una inflación anual que terminará por encima del 12% y un aumento de la productividad que el Dane estimó en 1,2%, las propuestas de los analistas y entidades como Fedesarollo oscilan entre 13,5% y 15%.
Y aunque es probable que la cifra sea mayor, el propio presidente Gustavo Petro ya ha dicho que un alza del 18% o del 20% “no funcionaría”.
“El salario mínimo afecta a un grupo pequeño de trabajadores, porque la mayoría está debajo. Es una ficción. La mayoría de las personas no son asalariadas, tiene un ingreso de rebusque”, dijo Petro a Noticias RCN.
“Para las personas que están abajo (un alza de 18%) no funciona. Incluso, hasta puede perjudicarlos. Para las personas que están arriba, un 40 %, funciona en salarios mínimos”, agregó.
Con un mercado laboral conformado por 22,6 millones de trabajadores, Fedesarrollo estima que 60% de la población ocupada se encuentra en la informalidad y que cerca de la mitad de los ocupados en el país tienen ingresos inferiores a un mínimo.
Según un estudio del Banco de la República, un aumento de 1% real (es decir, por encima de la inflación) en el salario mínimo reduce el empleo en 1%: (40 pb corresponden a la mayor destrucción de empleo y 60 pb a la reducción en la creación), se pierden cerca de 46.000 empleos formales al año y afecta especialmente a las empresas de 20 empleados o menos y a las más nuevas.
Y aunque el efecto es menos importante en el caso de la inflación, los analistas han advertido que un alza exagerada obligará a las empresas a subir los precios de sus bienes y servicios en un porcentaje similar.
Además, “debido a que más de la mitad (52%) de los trabajadores ganan menos de un salario mínimo, un incremento de los costos salariales por encima del ajuste por inflación y del aumento de la productividad puede imponer mayores barreras a la formalidad o incluso a la contratación”, explica Anwar Rodríguez, vicepresidente de Anif.
Pero como lo señala el mismo centro de estudios, algunos efectos del alza del mínimo pueden ser los siguientes:
– El precio de la Vivienda de Interés Social (VIS) y Prioritaria (VIP) se expresa en número de salarios mínimos, por lo que cada vez se limita más la probabilidad de acceso para las poblaciones más vulnerables.
– Las pensiones de un salario mínimo crecen con el incremento del salario mínimo, mientras que las pensiones mayores crecen con el IPC. Por consiguiente, cada año se acumula una mayor proporción de personas pensionadas con ingresos cercanos o iguales al salario mínimo, así como también incrementa el valor real de los subsidios a pensiones de un salario mínimo.
– Las multas y sanciones también se indexan con el salario mínimo y, por tanto, se hacen cada vez más costosas en términos reales.