En una entrevista con Bloomberg, Leonardo Villar dijo que la devaluación y el alza de 16% en el salario mínimo son dos factores que han alimentado el alza en el costo de vida.
En su última reunión de enero, la junta directiva del Banco de la República elevó su tasa de intervención en 75 puntos básicos (0,75%) hasta 12,75% y dejó entrever que el ciclo alcista estaba cerca de terminar, pero también señaló -en el típico lenguaje de los banqueros centrales- que eso no significaba “que las tasas de interés no puedan subir, sino que indica que el final del ciclo está cerca”.
¿Qué quiso decir realmente? Leonardo Villar, gerente del Banco, desveló el misterio en una entrevista con Bloomberg.
Algunos economistas han especulado que el banco estaba pensando en terminar con el endurecimiento monetario hace meses, pero fue golpeado repetidamente por noticias inesperadamente malas sobre la inflación, y consultado sobre eso, Villar dijo: “Esa interpretación es válida”.
“Hubo elementos negativos, en particular, el impacto de la fuerte depreciación del peso que tuvimos entre septiembre y noviembre y la magnitud de los ajustes salariales”, dijo. “Desde diciembre, hemos comenzado a ver una tendencia mucho más favorable. El comportamiento del tipo de cambio y un entorno internacional más benigno nos dan un poco más de tranquilidad”.
De hecho, según Villar, es probable que las principales economías de América Latina mantengan una política monetaria estricta durante un período prolongado después de superar sus objetivos de inflación durante años seguidos.
“Existe un consenso entre los formuladores de políticas de la región de que las tasas de interés deberán mantenerse altas “durante un período importante” para garantizar que la inflación estancada se desacelere de manera decisiva”, agregó.
En el caso de Colombia, el Emisor habrá incumplido sus objetivos en 2021, 2022 y 2023, y los aumentos de precios solo se enfriarán hasta el rango objetivo a fines de 2024, dijo Villar en Bogotá.
“Esto hace que sea importante mantener la política relativamente restrictiva, contractiva”, dijo. “Eso no quiere decir que las tasas de interés nominales no puedan bajar a medida que la inflación se desacelera, pero sí con mucha cautela, y solo cuando haya mucha tranquilidad de que se está dando el proceso de convergencia de la inflación”.
Por ahora, con una inflación del 13,25% hasta enero, el Emisor sigue lejos de su meta intermedia de 3% y por eso las tasas de interés seguirán por las nubes hasta que el costo de vida comience a ceder.