Su victoria supone la consolidación de gobiernos de izquierda en Latinoamérica, con la excepción de Panamá, Paraguay y Uruguay, aunque haya matices importantes entre ellos.
En un dramático regreso luego de su paso por la cárcel hace apenas tres años, Luiz Inacio Lula da Silva se impuso en unas reñidas elecciones presidenciales, con 50,9% de la votación frente al 49,1% de su contendor, el saliente presidente Jair Bolsonaro.
“Me considero alguien que ha resucitado”, dijo Lula, de 77 años, en su primer discurso como presidente electo en Sao Paulo. “Intentaron enterrarme vivo”, dijo el político de izquierda cuya victoria señala -como lo registraron medios internacionales- un cambio de dirección para la economía más grande de América Latina después de una campaña acalorada que mostró una polarización extrema entre el electorado, y marca la primera vez que un presidente en ejercicio en Brasil pierde la reelección.
Lula dijo además que gobernará para 215 millones de brasileños.”No hay dos brasiles, hay un solo país, un único pueblo, una gran nación. No es una victoria mía, ni del PT, ni de los partidos que me han apoyado, es la victoria de un gran movimiento democrático por encima de partidos, de intereses personales”, dijo el presidente electo cuya prioridad, al igual que en 2003, “es acabar otra vez con el hambre”.
Según El País de España, el reñido resultado coloca a Brasil en una situación aún más polarizada que en los últimos años, por lo cual tendrá que moverse con cautela. “Tiene por delante una tarea titánica porque el bolsonarismo tiene el mayor grupo parlamentario del Congreso, más de 33 millones de brasileños padecen hambre, la pobreza avanza, el crecimiento económico es anémico y la coyuntura internacional, compleja”.
La victoria de Lula supone la consolidación de gobiernos de izquierda en Latinoamérica, con la excepción de Panamá, Paraguay y Uruguay, aunque haya matices importantes entre ellos.
Lula es partidario de la explotación de los recursos naturales y ha dicho que la propuesta del presidente de Colombia, Gustavo Petro, de crear un bloque en la región que ponga fin a los combustibles fósiles es “irreal”.
“(Petro) tiene derecho a hacer todas las propuestas que él considere que tiene que hacer. Pero en el caso de Brasil es irreal. En el caso del mundo es irreal. Todavía es necesario el petróleo por un tiempo. Mientras no haya una energía alternativa, se utilizará la energía que hay. Eso sirve para Brasil y para el mundo”.
Según The Economist, a corto plazo, la pregunta es si Bolsonaro aceptará la derrota y, de no ser así, qué forma tomará su objeción. “El camino oficial para impugnar los resultados de las elecciones sería presentar una apelación ante el tribunal electoral, que requeriría pruebas específicas. Tal apelación, si se presenta, es probable que sea denegada, dada la aparente ausencia de irregularidades. El ejército realizó una revisión del proceso de votación durante la primera votación el 2 de octubre, que aún no ha publicado”.
Su reconocimiento de la victoria legítima de Lula será crucial, dijo a la revista Celso Rocha de Barros, sociólogo y columnista del periódico Folha de S. Paulo. “Es una buena noticia, considera, que los comandantes parecen haber disuadido a Bolsonaro de su idea de retrasar la segunda vuelta. Sin embargo, “si un cuartel [cuartel del ejército] decide no aceptar los resultados, las cosas podrían complicarse”.