América Latina enfrenta una encrucijada energética: un 47% de los consumidores ha tenido dificultades para pagar sus cuentas de luz en el último año, una cifra alarmante que posiciona a la región con el porcentaje más alto del mundo. Este dato, extraído del reciente estudio «Energy Consumer» de Accenture, subraya la presión que el actual panorama económico y energético ejerce sobre los hogares latinoamericanos.
El informe revela que, para alcanzar una transición energética global, será necesaria una inversión monumental de 115 billones de dólares hacia 2050. Estas inversiones se destinarán a la generación de energía limpia, la transmisión y distribución de electricidad, y el desarrollo de tecnologías alternativas como la captura de carbono.
Pablo Bárcena, Director Ejecutivo de Accenture Colombia, destacó que los proveedores de energía enfrentan un reto mayúsculo: «No pueden asumir solos el costo de estas inversiones, y los consumidores, afectados por la inflación y el aumento de precios, no pueden apoyar esta escala de gasto sin comprometer su economía doméstica».
Durante el periodo entre 2022 y 2023, varios factores confluyeron para crear una «tormenta perfecta» en el sector energético. La rápida recuperación económica post-pandemia, la crisis geopolítica entre Rusia y Ucrania, y las interrupciones en las cadenas de suministro internacionales llevaron a un incremento dramático en los costos del gas natural, un recurso clave en la generación eléctrica. Como resultado, los costos de la electricidad subieron a niveles que millones de consumidores no pueden sostener.
Según la encuesta realizada a más de 16,800 personas a nivel global, uno de cada tres hogares ha tenido problemas para pagar sus facturas de energía. En América Latina, esta situación afecta a casi la mitad de los hogares, lo que refleja la profunda desigualdad en el acceso y el costo de los servicios básicos en la región.
Sin embargo, la mayoría de los consumidores de energía en la región reconoce la importancia de la transición hacia una economía de cero emisiones. El 69% de los encuestados considera que es una responsabilidad compartida entre consumidores, gobiernos y proveedores de energía. Pero, a pesar de esta consciencia, solo el 46% está dispuesto o en condiciones de asumir el aumento de costos que implica la transición energética.
El Rol de los Proveedores de Energía: Liderar la Transformación
Bárcena enfatiza que, si bien la carga debe ser compartida, los proveedores de energía tienen un papel protagónico. «Los enfoques tradicionales ya no son viables. Para liderar el cambio, las empresas deben reinventarse en toda su cadena de valor. Un núcleo digital eficiente, infraestructura en la nube y operaciones ágiles serán cruciales para desarrollar un sistema energético que responda a las crecientes demandas y mantenga la seguridad energética», afirmó.
Esta visión resalta la necesidad de adoptar tecnologías emergentes, como plataformas digitales avanzadas, aplicaciones para optimizar el consumo y operaciones que integren la seguridad desde el diseño. Los desafíos energéticos actuales requieren más que simples soluciones tradicionales; demandan una transformación radical en la manera de generar, distribuir y consumir energía.
La Transición y los Consumidores: Un Camino Costoso pero Ineludible
A medida que las naciones buscan cumplir con sus objetivos de cero emisiones, el desafío para los consumidores será evidente: deberán ajustarse a un entorno donde los costos energéticos podrían representar una porción más significativa de sus ingresos. Sin embargo, el estudio muestra que no solo los consumidores de ingresos altos están dispuestos a asumir este costo adicional. Dos de cada cinco hogares de bajos ingresos han expresado su disposición a pagar más por energía limpia, lo que refleja un deseo generalizado de contribuir al futuro energético, aunque a un alto costo.
En resumen, la transición energética es una responsabilidad compartida, pero también un desafío complejo. Para que América Latina pueda avanzar hacia un futuro sostenible y equitativo, se requiere un equilibrio entre inversión, innovación y acceso a la energía. Los consumidores están dispuestos a poner de su parte, pero la clave estará en la capacidad de los proveedores de energía para liderar esta transformación de manera justa y efectiva.