El 17 de septiembre se conmemoró el Día Mundial de la Seguridad del Paciente, una fecha para crear conciencia sobre la importancia de adoptar prácticas sanitarias que prevengan riesgos y daños a los pacientes. Los estudios muestran que alrededor del 10% de los pacientes sufren algún tipo de evento adverso durante la hospitalización, como caídas o lesiones por presión, entre otros. Las instituciones de salud han estado implementando estrategias para prevenir estos eventos mediante políticas y protocolos de atención, y la tecnología médica también tiene un papel en la prevención de estos eventos. En Colombia, se avanza en la implementación de la Política Nacional de Seguridad del Paciente, que incluye un enfoque en la prevención de caídas. Los pacientes hospitalizados suelen tener inestabilidad debido a enfermedades crónicas, malestar físico agudo o alteración mental. Estos factores específicos, sumados al entorno hospitalario desconocido, incrementan significativamente el riesgo de caídas. Según Fabio Alzate, general maganer de Stryker en Colombia: “Las caídas son uno de los principales incidentes de seguridad en el ámbito hospitalario, siendo responsables de dos de cada cinco eventos relacionados con la atención al paciente. Los factores relacionados con los pacientes que contribuyen a las caídas son la edad avanzada (especialmente por encima de 85 años), antecedentes recientes de caídas, movilidad reducida, incontinencia urinaria, uso de medicamentos e hipotensión postural”. Los factores ambientales y organizativos son los pisos irregulares, objetos en el piso, altura inadecuada de las sillas y personal insuficiente o inadecuado. Las caídas de pacientes aumentan la duración de las estancias hospitalarias y los costos de atención médica, causan ansiedad entre los equipos de atención médica y afectan la credibilidad de la institución, con posibles consecuencias legales. Las complicaciones frecuentes de las caídas de los pacientes son hematomas o fracturas, laceraciones, sangrado/hematoma, dolor, trauma, ansiedad, depresión, miedo a volver a caer, discapacidad física e incluso la muerte. Las caídas de los pacientes causan daños entre el 30% y el 50% de los casos, y entre el 6% y el 44% de estos pacientes sufren daños graves. ÚLCERAS POR PRESIÓN (UPP)
Otra consecuencia común de las estancias hospitalarias prolongadas son las alteraciones de la piel. La incidencia de úlceras por presión se incrementa proporcionalmente con los factores de riesgo, como la edad avanzada y las restricciones del reposo en cama. La Organización Mundial de la Salud (OMS) utiliza la incidencia y prevalencia de las úlceras por presión como indicadores de la calidad de la atención sanitaria. Según la OMS, aproximadamente el 95% de las úlceras por presión se pueden prevenir con medidas especiales. A diferencia de otras alteraciones de la piel, las úlceras por presión han sido una gran preocupación para los servicios de salud porque su aparición afecta tanto a los pacientes y sus familias, como al propio sistema de salud, generando hospitalizaciones prolongadas, riesgos de infección y otras complicaciones prevenibles.
Según datos del National Pressure Ulcer Advisory Panel (NPUAP), una institución estadounidense, la prevalencia de úlceras por presión en los hospitales es del 15%, con una incidencia del 7%. En el Reino Unido, los nuevos casos de úlceras por presión afectan a entre el 4% y el 10% de los pacientes hospitalizados. Los estudios estiman que las lesiones por presión ocurren entre el 4% y el 16%de los pacientes hospitalizados en los países desarrollados (ANVISA, 2017). En Colombia, un estudio reveló que la prevalencia de lesiones en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) osciló entre el 32,2% y el 57,6%, y la incidencia osciló entre el 11,1% y el 64,3%. Las úlceras por presión causan daños considerables a los pacientes, dificultando el proceso de recuperación.
Las úlceras por presión son lesiones que afectan a los pacientes de forma significativa, dificultando su recuperación funcional, causando dolor frecuente y favoreciendo la aparición de infecciones graves. Además, se relacionan con estancias hospitalarias más largas, sepsis y mortalidad. El tratamiento de estas lesiones en los EE. UU. tiene un costo estimado de 11 mil millones de dólares al año. Por ello, la prevención es la estrategia más eficaz para mejorar la calidad de la atención sanitaria, ya que mejora la calidad de vida de los pacientes, reduce el sufrimiento y disminuye los gastos del sistema sanitario. La detección temprana de los pacientes con riesgo de desarrollar úlceras por presión permite aplicar medidas preventivas de forma inmediata. En fases avanzadas, el tratamiento de las úlceras por presión puede ser complejo y costoso y, en algunos casos, puede requerir una cirugía.